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LOS ESPÍRITUS DE LA ISLA: Una fábula de Desamistad

13 octubre, 2023

Hacia Viernes Salvaje

La amistad siempre me pareció un gran tema para contar historias. De hecho, una tarde de fines de los ochenta, en una hoja empecé a escribir un diálogo que representaba una charla entre mi hermano y su mejor amigo. En el texto, improvisado en una hoja en blanco destinada para dibujar, puse de manifiesto sus defectos y los puntos de conflictos en su relación. Los llevé a la exageración y al terreno del humor. Luego se los leí y se cagaron de risa. Era la primera vez que le mostraba a alguien lo que escribía y la reacción había sido buena. En realidad, sus carcajadas no eran producto del texto, si no de sus propias palabras y reacciones representadas en el papel. Había logrado captar, en tan solo dos carillas, la esencia de su vínculo.

Si existe el desamor entonces también existe la desamistad, aunque en el fondo sean prácticamente lo mismo. El duelo es el factor común entre uno y otra. Los espíritus de la isla (The Banshees of Inisherin, 2022) es una película que cuenta dos historias en simultáneo, pero que una de ellas se posiciona por encima de la superficie y la otra va por debajo. Hasta que en un momento se cruzan.

Una tarde Pádraic (un irreconocible Collin Farrell) pasa a buscar a su amigo Colm (Brendan Gleeson) para ir al pub del pueblo en la isla donde viven. Y resulta que éste último decidió no ser más su amigo y le pide que se aleje de su vida porque lo aburre. Pádraic, lejos de hacerle caso, intentará una y otra vez volver «seducir» a Colm para recuperar la amistad. Y pasa por todos los estadíos posibles: primero, piensa que quizás lo ofendió sin darse cuenta; segundo, cree que a Colm le pasa algo, y así a través de varios intentos, lo único que produce es que la película, de a poco, se vaya yendo bien al carajo.

Colm quiere pasar sus últimos años de vida haciendo cosas que lo trasciendan, como por ejemplo componer música con su violín. Y en ese propósito, la relación con su amigo le impide poder hacerlo. Pádraic, al contrario, se rehúsa a cualquier clase de cambio. Quiere que las cosas continúen su cauce como hasta ese momento y nada perturbe la paz. El entorno de una vida rutinaria, aburrida en un pueblo donde nunca pasa nada, es el decorado de esta historia. Una isla que se mantiene al margen de la guerra civil irlandesa, que se mantiene apenas visible en el fondo, durante toda la película.

Martin McDonagh, el director de esta belleza, usa la amistad entre hombres como excusa para hablar de cómo la trascendencia y el arraigo alguna vez se desencontraron definitivamente. Es una especie de fábula irlandesa. Colm y Pádraic son, de alguna manera, espíritus en pena, en la isla Inisherin. Aunque durante la película aparece una mujer oscura que anticipa algunas cosas que van a pasar, esa bien podría ser la verdadera banshee del título.

Los espíritus de la isla no es precisamente triste, porque personajes que en un momento hacen reír, después hacen llorar. El tono es de una infelicidad tan tosca, que a veces produce risa. Y en esa risa hay tanta desazón incómoda que nos lleva del brazo todo el film.

No hay un sólo plano demás, y los hay uno más hermoso que el otro. Los encuadres son de una belleza absoluta. Los planos abiertos parecen sacados de una película de John Ford, sobre todo por el uso del horizonte y la figura. La música funciona de manera increíble. Casi dos horas que se pasan volando gracias a una galería de personajes secundarios maravillosos.

El pueblo es un protagonista más. La galería de personajes que lo integran dibuja en la atmósfera la rutina, el aburrimiento y la resignación. Inisherin parece vivir en los bordes de la guerra civil sin que las consecuencias de esta la afecten directamente. Por eso, para muchos habitantes, el pub dónde tomar una pinta de cerveza, es lo más interesante que puede ocurrir.

Los diálogos son breves pero punzantes. No tenía a Mcdonagh como realizador. Con el mismo pulso magistral con el que escribe, dirige desde la puesta en escena y la coordinación de actores con un oficio descomunal. Por lo que investigué viene del palo del teatro, por eso los diálogos funcionan a la perfección.

Y en esta historia entre amigos, más allá de la notable calidad y el tiempo transcurrido, me recordó aquella experiencia en mis primeros intentos por tratar de escribir alguna historia más o menos digna. Afortunadamente esta película no existía entonces, si no, al mirarla, hubiera renunciado al deseo de escribir, sabiendo que jamás podría ser capaz de crear una historia semejante.

Nota: Las banshees forman parte del folklore irlandés desde el siglo VIII. Son espíritus femeninos que, según la leyenda, se aparecen a una persona para anunciarle, mediante sus llantos o gritos, la muerte de un pariente cercano. Son consideradas verdes hadas y mensajeras del otro mundo.

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Charly Longarini

Periodista, y lector voraz. Escribe para La Patria Futbolera. Estudia Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham. Cinéfilo. Seguilo en sus redes.