Desde la psicología social, Silvano Villagra nos comparte un escrito de su autoría
Hace ya más de cien años que el aislamiento forma parte de uno de los aspectos que la psicología, en todas sus manifestaciones se ha ocupado y lo sigue haciendo. Para el psicoanalisis, según su creador Sigmund Freud, el aislamiento es una de las tres manifestaciones clínicas de la Neurosis obsesiva, cuyo mecanismo de defensa, como modo de evitación de la angustia, es aislarse para no mostrar las inseguridades.
En esta forma de conducta, lo que inevitablemente va en aumento es la Ansiedad, cuestión que por cierto nos exige buscar y encontrar las herramientas necesarias para poder canalizarla y si bien todos tenemos alguna idea de lo que es la ansiedad o como se siente es bueno ir mejor a su concepto. La ansiedad es la manifestación de la angustia en el cuerpo y se manifiesta no sólo en él, sino también en nuestro aparato psíquico y de varias formas, como por ejemplo el sentirse al comienzo, levemente inquietos, con actitudes un tanto obsesivas, temores extremos y en algunos casos con la pérdida de nuestro control.
Esta situación por la que hoy atravesamos afectó la Omnipotencia y el Narcisismo del mundo entero y especialmente, a quienes decidieron no incorporar las normas de prevención y hacer lo que nos dijeron que teníamos que hacer o dejar de hacer, los que saben o sea los médicos, los biólogos y los diferentes profesionales de la salud. Y aunque esta pandemia pasará, sabemos que también dejará grandes agujeros físicos, psíquicos, económicos, etc.
Ahora volviendo al concepto de ansiedad, si se trata de la angustia focalizada en el cuerpo, lo que podemos hacer es canalizarla y allí Freud nos enseña que el modo de canalizar es la Sublimación. Sublimar es canalizar esa angustia, dolor y miedo a través de diferentes formas de creatividad como el arte, el juego, cantar, bailar, hacer gimnasia en una colchoneta, orar, meditar, comer lo más sano posible, hacer yoga. Hablar, pensar, leer, ver películas y series, estudiar o escribir entre otras cosas, para mitigar nuestras propias ansiedades, adoptando distintas maneras de realizar nuestra propia terapia.
Otro teórico, Jacques Lacan hacía una diferenciación entre Fantasía y Fantasma. Este virus es el fantasma y nuestro trabajo será reducirlo con los modos de prevención que nos sugieren y aumentar las fantasías de las cosas que haremos, cuando todo esto pase. No nos olvidemos el concepto freudiano de fantasía, quien nos manifiesta, que la fantasía es la brújula de la salud mental. Como nos iremos entonces reponiendo? La respuesta es simple, Resiliencia que es la capacidad de sobreponerse, transformarse y fortalecerse frente a la adversidades.
Y se construye del siguiente modo: Desarrollando redes de sostén. Desarrollando la capacidad de encontrar el sentido, generando proyectos de vida. Desarrollando competividades, utilizando al Humor como clave y fortalecimiento de la autoestima. Y desde un lugar tal vez menos científico, pero no por eso menos eficaz, darle importancia a nuestra intuición a lo azaroso, a la jerarquización de la esperanza enfatizando la transformación.
Desde nuestros recursos yoicos, disponemos de la capacidad de sobreponernos y fortalecernos y desde el potencial subjetivo de cada uno, de nosotros, la posibilidad de apropiarnos instrumentalmente de la realidad para transformar y poder además transformarnos a nosotros mismos, tal como nos dice Enrique Pichón Riviere desde la Psicología Social.
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