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HEBE Y EL MUNDIAL

30 noviembre, 2022

Hace ya tiempo que todos entendemos que cuando hablamos de fútbol no hablamos solo de fútbol. El juego convive con necesidades empresariales que muchas veces se llevan puesto todo a su alrededor. Quizás en este mundial todas estas contradicciones son más visibles que antes. Solamente no las ven los que no las quieren ver. Desde hace muchos años Qatar viene siendo denunciado por innumerables causas que deberían hacer impracticable realizar un mundial en el suelo qatari. Desde violaciones de los derechos humanos pasando por la construcción de los estadios para la realización del mundial que llevo a la muerte de miles de trabajadores hasta la violencia sistémica que sufren las mujeres todo daba desde el sentido común para poder realizar un boicot exitoso al mundial 2022.

La FIFA operando como la gran multinacional que es siguió inescrupulosamente con su proyecto logrando que un feudo de occidente sea la cara del evento más importante del mundo futbol. Obviamente este no es el único evento deportivo organizado en lugares polémicos a lo largo de la historia. Sin ir más lejos en el siglo XX se organizaron juegos olímpicos (Berlín 1936) en la Alemania de Hitler y el mundial de futbol de 1978 organizando en Argentina se realizó bajo la más cruel y violenta dictadura que azoto nuestro país desde nuestra constitución como estado.

En el terror y la gloria, el maravilloso libro de Miguel Vitagliano y Abel Gilbert que narra en su complejidad la gesta deportiva del equipo dirigido por Menotti en plena dictadura. Allí, hay una escena notable en la que Hebe de Bonafini cuenta que mientras su marido gritaba los goles de Argentina en el mundial ella lloraba la desaparición de sus hijos Jorge y Raúl. Hebe que en ese mismo momento se transformó en bandera de los derechos humanos en Argentina y en todo el mundo y que tomaría el legado de sus hijos siendo parida por ellos a sus 48 años. La misma Hebe que abrazaría desde ese momento la causa de los humildes y oprimidos y que incomodaría para siempre al poder real.

Por esas cosas del destino Hebe se murió el día de la inauguración de Qatar. Haciendo zapping antes del inicio del partido inaugural del mundial me cruce con su rostro en un canal de noticias mientras un zócalo lapidario anunciaba su muerte. La televisión pública con buen tino puso un crespón negro al costado de su logo institucional lo cual daba cuenta del luto que representaba. El domingo transcurrió entre la emoción que significa el inicio de un evento global como un mundial y una noticia conmovedora que paraliza y detiene el tiempo. Al día siguiente el crespón negro ya no estaba en la televisión pública a pesar de que el gobierno argentino decreto duelo por tres días y no por uno.

Asombrado le puse volumen al televisor que hasta ese momento estaba en mute y ahí me enteré que la FIFA no permite manifestaciones de duelo político durante la trasmisión de ningún partido del mundial.  Pensé entonces en Diego, en el primer mundial sin Diego que además de ser el mejor de todos con la pelota en los pies era el que más coraje tuvo siempre para denunciar el orden injusto del mundo. Hereje Diego también yendo en el tren contra el alca en 2005 y denunciando los abusos de la FIFA ya en los pretéritos años 80.

Unos días después de la muerte de Hebe y de la prohibición del crespón por parte de la FIFA un periodista francés en una rueda de prensa le pregunto a Moisés Caicedo figura de Ecuador por la violación de los derechos humanos en Qatar y la joven figura ecuatoriana no supo que contestar dándole el micrófono al técnico argentino Gerardo Alfaro que de modo paternal respondió por él. Ese es el modelo de futbolista que la FIFA y el poder real necesita para que el circo siga funcionando. Un sujeto apolítico y sin conciencia social de ningún tipo. Para Marx en el siglo XIX sin conciencia de clase no había posibilidad de liberación para los condenados de la tierra. Hebe y Diego fueron sujetos históricos que iluminaban y despertaban conciencias. Por eso el poder real los quiere silenciar y hasta prohibir pero nunca lo lograran. La vida de ambos que es su obra los continua. Son bandera y la voz de los que no tienen voz y aunque no estén siempre estarán. Su victoria es la derrota del poder real. Hay cosas que el dinero nunca podrá comprar.

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IG: @juanpablosusel

JUAN P. SUSEL. Sociólogo (UBA). Profesor en Ciencias Sociales. Crítico de Cine. Autor de: Maradona en Roja y Negro (2021)