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LIO, EL SUBVERSIVO

10 diciembre, 2022

Torpe, valentonado, un equipo que pierde la línea, el de Lionel Scaloni, y un Messi con groserías guardadas, eso marca una columna del diario de doctrina, de aquel fundado por Bartolomé Mitre, que termina asegurando que Messi también es un hombre vulgar. Ya no fue, el Messi civilizado que a las tías pitucas les gusta, mientras toman su te inglés.

Lejos de polemizar con el diario La Nación, nos parece que la lógica con la que se aborda el comportamiento de la selección argentina y de Lio Messi, es el de la corrección política que siempre exige la derecha. Es más, extraña oír a este sector pedir mesura, y denunciar atropellos cuando no es gobierno, y cuando gobiernan lo que menos hacen es ser moderados, más bien se llevan todos los muebles por delante, y ejemplos históricos sobran.

Pero, ¿qué Messi vimos contra Países Bajos, que espanta a las plumas vernáculas de la derecha?. El que además de jugar bien, ser decisivo en sus intervenciones, y eficaz como siempre lo fue, ahora le agregó el componente Diego que estábamos esperando, comenzó a Maradonear, a mostrar su lado más incorrecto y hasta provocador.

Después del segundo gol no dudó en hacerle el Topo Gigo al banco holandés, Van Gaal había calentado la previa, y los jugadores hicieron lo propio, también discutió con varios jugadores de la naranja, y ya culminado el partido, con ¿Qué mirás bobo?, ¡Andá pa allá!, se despachó contra Edgar Davis, esto en el contexto de un partido áspero que los de Van Gaal empataron sobre el final, en el décimo minuto de descuento, jugar el alargue, más la adrenalina de los penales.

Sin embargo no contextualizamos para justificarlo, apareció el Messi, guerrero, más bien el pendenciero, que va luchar también, y ponerse bravo si del otro lado hay, precisamente vulgaridad. Se le pedía al diez, que raspe, que corra, que cante el himno, que se comprometa, que no se afantasme; esta vez para nosotros, el Lío más maduro, no sólo hizo todo lo que mencionamos, sino que como solía hacer Diego, se peleó con todos, emergió la irreverencia, frente a la pacatería de lo correcto que observa groserías y vulgaridad.

Grosera es la justicia argentina, vulgares una parte importante de la clase política, tanto los números de Lionel Messi, su presente en la selección, y el ser uno, sino el mejor jugador del mundo, alejan ese adjetivo, tan errado como las declaraciones de los holandeses en la previa del partido.

«Hagan Lío», parafraseando a Francisco I, y el 10 primero mete una asistencia perfecta, que termina en gol, y patea un penal de manera notable, juega, raspa, protesta, y le dedica su gol al banco, es protagonista del entredicho que se hizo público con el lungo 19, Wot Weghorst.

En esta ocasión, no surgió el Messi de la massía, más bien emerge el pibe que anda por el Parque Independencia, gritando por Newell ‘s, el que un campito pelado de pasto sortea una patada, y le dedica el gol a un rival, o el que en un recreo escolar jetonea a pibes más grandes, para un desafío futbolero por la tarde. Surge la orilla, ¿lo popular?, ¿el barrio?, aquello que la tribuna de doctrina mira de reojo. Las plumas correctas observan que salió a la luz el Messi bárbaro, no civilizado y huyen espantado.

Además de su virtud y su excelencia esta vez, con Países Bajos, Messi mostró el arrabal rosarino, la incorrección del sur contra el poderoso norte, la irreverencia necesaria, que debe manifestarse ante la supremacía del poder. Messi actuó en modo subversivo, se rebeló frente a todo, y apareció el plus que le faltaba.

Contra Países Bajos, el diez, como el tango, Lionel demostró ser del hondo bajo fondo donde todo se subleva, así que pacatos y moralinos, abstenerse. Entre Nos encantado, del triunfo y del topo gigo de Lio, porque en definitiva también somos eso.

Vamos Lío, a seguir subvirtiendo.

Somos Entre Nos.


POR ENTRE NOS SOCIAL INFO

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