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CRISTINA, DIEGO, Y LA REBELDÍA NECESARIA

27 septiembre, 2022

Cuando en la noche del jueves primero de Septiembre Fernando Sabbag Montiel gatillo sin éxito su pistola en la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner muchísimos argentinos nos horrorizamos. De haber salido esa bala este país no sería nunca más el mismo. A las horas Alberto Fernández por medio de una cadena nacional decreto feriado nacional y la mayoría de los argentinos conmocionados (en realidad la mayoría de los porteños) fuimos a la plaza de mayo a darle nuestro apoyo simbólico a la líder espiritual de nuestra nación.

El viernes dos de septiembre la AFA con buen criterio suspendió los partidos que debían jugarse ese día. El sábado la fecha prosiguió con normalidad. Durante todo ese fin de semana en ninguno de los partidos de primera división hubo ninguna manifestación de ninguno de los protagonistas de la jornada acerca del atentado. Ni a favor ni en contra, como si no hubiera sucedido nada. Quizás para los futbolistas del futbol argentino efectivamente no había sucedido nada lo cual es otra verdadera tragedia. Luego de indignarme al ver la carencia de cualquier compromiso político de los jugadores que son parte del futbol argentino pensé en Diego.

¿Se le ocurre a alguien pensar que Maradona no hubiera alzado la voz ante el intento de magnicidio de la vicepresidenta de la nación? Seguramente lo hubieran tildado de desaforado, de militante descerebrado, de peronista rabioso y seguramente “el Diego” se la hubiera bancado como se bancaba siempre todas las que les tiraban.

El objeto de estas líneas no es responsabilizar bajo ningún concepto a los jugadores del futbol argentino que son en su mayoría jóvenes de más o menos 20 años que fueron criados en el caldo de la despolitización y el desinterés al igual que la mayoría de los jóvenes de este bendito país. Esa crianza bajo los rayos de los medios hegemónicos de des(información) son los que producen (entre otras causas) a este nuevo sujeto asocial e individualista que se educa en la idea de que la política es una mala palabra a la que siempre hay que mirar con desconfianza. Pero a pesar de los ejercicios tendientes a la racionalización mi malestar perdura.

La voz de Diego alzándose en el silencio se me impone. La misma voz que clamaba en el desierto por un sindicato de jugadores, la misma voz que estaba presta a ayudar las causas más variadas. Como dijo Galeano nunca hubo un dios más humano y esa humanidad era finalmente su kriptonita.

El silencio del mundo futbol ante el intento de homicidio de Cristina expone a modo de síntoma un modo de entender la vida. Diego era un grito en el desierto que llamaba al despertar de la conciencia a los miles de anónimos que carecen de voz propia. Esa rebeldía el sistema se la cobro en vida. Por eso fue estigmatizado y maldecido como si sus problemas personales redundaran en un perjuicio para la comunidad cuando la vida de Diego lo único que siempre hizo fue embellecer nuestra vida en común.

Al cumplirse casi un mes del intento de asesinato a Cristina y ya cerca de cumplirse dos años de la muerte de Diego pienso en el significado de determinadas ausencias imposibles de llenar. Así como la muerte prematura de Diego nos dejó huérfanos de su humanidad y empatía con los condenados de la tierra pienso en la tragedia que hubiera significado para el pueblo que esa bala saliera.

Como sociedad debemos seguir bregando por la construcción de medios de comunicación alternativos que permitan la construcción de nuevas subjetividades. Eso permitirá a su vez que tengamos una generación de futbolistas que no se recluya en sus sueños de éxito individual. El más grande de todos los futbolistas que dio todo el país nunca se pensó solo y hasta el último de sus días siguió luchando por un mundo mejor. El silencio atronador ante la tragedia de estos días es otro modo de orfandad en estos tiempos llenos de ruido y furia. Nos quedan Diego y Cristina como banderas, no es poco.

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IG: @juanpablosusel

JUAN P. SUSEL. Sociólogo (UBA). Profesor en Ciencias Sociales. Crítico de Cine. Autor de: Maradona en Roja y Negro (2021)