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MASACRE DE LA MATANZA: POR JUAN GRABOIS

15 enero, 2024

«Gente matándose por un pedazo de tierra», dijo Adorni. Prefiero su brutalidad a la indiferencia, la hipocresía y el silencio. Detrás de esta matanza imperdonable contra cinco trabajadores que luchaban por un pedazo de tierra hay todo un acumulado de deshumanización y una complejidad que no va a aparecer en las crónicas policiales ni en los comentarios oportunistas donde -como Adorni- el hecho se va a instrumentar vilmente para sacar ventajas políticas, pero, efectivamente, la causa de esta masacre fue la lucha por un miserable pedazo de tierra en un terreno totalmente insalubre, una tosquera sin luz ni cloacas ni nada.

Las familias del barrio, aterradas por la masacre, mientras ruegan que se haga justicia, desesperan para que no se concrete un desalojo. Prefieren vivir en esa tierra ensangrentada a la nada. Es así, esta es la verdadera violencia política que vive el país. Un lote para cada familia no es tan difícil en un país con un habitante cada diez hectáreas… no puede ser que casi ningún gobernante -nacional, provincial, municipal- tome esta cuestión como prioridad, porque, señor Adorni, lamento decirle que no es un hecho «estrictamente provincial»: que en Argentina haya personas muriendo por un pedazo de tierra para vivir debería avergonzar a cualquier dirigente de cualquier partido político.

Garantizar que cualquier familia pueda acceder a un lote sin arriesgar el pellejo es un deber de todos, que en cada barriada haya un mínimo nivel de dignidad también. La necesidad y la urgencia debería ser esa: que haya tierra para los argentinos, no sacar normas para que la tierra argentina se pueda entregar a cualquier multinacional. Pocos se quieren meter en el tema porque no da votos, trae problemas.

Cuando hay una iniciativa como las ARCAS para que en forma pacífica y legal los de abajo puedan tener un terreno, todo se tiñe de sospecha y xenofobia: «el barrio de Grabois», «quieren llenar Mar del Plata de negros de La Matanza». Antes era el «cuntri de Milagro Sala»; antes eran los grasita que usaban el parquet para hacer asado.

Entonces, los políticos dicen «para qué me voy a meter en este quilombo»… mejor no hacer nada, a ver si se nos indigna la gente decente, a ver si perdemos votos. Pero la gente no se puede meter abajo de la alfombra como si fuera polvo para siempre. Si como sociedad seguimos empujando a medio pueblo a un basural sin oportunidades, la mierda nos va a salpicar a todos.

Primero a nosotros, seguro, porque estamos ahí, al ladito, los que nos metemos en el conflicto, los pobristas, siempre. Segundo a todo el campo nacional y popular, el peronismo, desde el último militante hasta el gobernador, que somos los que deberíamos solucionar el problema porque dijimos que estábamos en esta vida para luchar por la justicia social. Pero a la larga, a vos, Adorni, a vos Pérez, la mierda les va a salpicar también.

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