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CUCUZA CASTIELLO EL ALQUIMISTA DEL TANGO

3 noviembre, 2022

Hacia Viernes Salvajes

En el programa de radio que hacemos con Martin Ripari y Diego Joy, tratamos siempre de poner la música que nos gusta a los tres y que eso alimente la identidad del programa.

Aunque sería más justo decir que fue Diego quien empezó a meter más música en La Patria Futbolera, y en especial a sumarle tango. Porque se sabe que fútbol y tango casi que vienen de la mano desde tiempo inmemorial.

Y entre toda esa música, Diego con su enorme buen gusto y sapiencia, me hizo escuchar (y por lo tanto descubrir) a un tipo que estaba fuera de mi radar y que hoy ya es parte de mi banda de sonido cotidiana. Estoy hablando de Cucuza.

De a poco, nos empezó a contar de Cucu, como le dicen sus amigos, entre ellos el propio Joy. No sólo descubrimos la potencia, sino también la calidez y calidad de su voz que se traslada a su persona. Porque por si fuera poco, el tipo además de cantar como los dioses, es un gran ser humano.

¿Quién es Cucuza? El artista también llamado Hernan Castiello, de quién tengo el gustazo de tenerlo como amigo en Facebook, es el mejor cantante de tango de su generación. No lo digo yo, lo dice el mundo de la música, en particular el del tango. Espacio, por cierto, donde le ganó el corazón a los más puristas, sobre todo porque este género se caracteriza por ser tan impenetrable a lo moderno y tan aferrado al canon.

Es futbolista, aunque ya no se dedica profesionalmente a esa actividad. Y enfatizo en el «es» porque le escuché decir que «el futbolista nunca deja de serlo. Aunque algún día se retire, sigue siendo futbolista».

Cucuza tiene el privilegio de pertenecer a la mítica clase `69 de Argentinos Juniors. Tuvo como compañeros en cancha nada más y nada menos que al Negro Cáceres, Fernando Redondo y Hugo Maradona.

Esta es la razón, podríamos decir el «secret origins», de porqué Diego Maradona cantó el tango «El Sueño del Pibe» en el medio del campo de juego de Argentinos Juniors junto a Cucuza allá por el 2019.

Para quienes no lo recuerden, si buscan en Internet van a ver a Diego vestido con el equipo deportivo del «Bicho» y portando la gorra del Partido Justicialista. Junto a él hay un hombre calvo vestido con una remera azul y ambos están rodeados de otros seres humanos.

Ese señor pelado, junto a Diego, es Cucuza, quien después de ese cruce, contó el mismo, que abrazó al Pipa Gancedo y estuvo llorando de la emoción sobre su hombro durante cinco eternos minutos. Como no entenderlo.

Canta desde los cinco años. «Antes que todo soy cantor de tango, antes que todas mis virtudes y todos mis vicios», afirmó.

Lo primero que escuché de Cucu, fue su versión de Irresponsables, canción de Babasonicos. La cadencia tanguera le calza tan bien a ese rock que es casi imposible no pensar que Adrian Dárgelos siempre estuvo cantando un tango sin saberlo. Ese es el efecto que genera Cucuza.

Hace propia cada canción que interpreta con la magia y la belleza enorme de su voz. Y no sólo eso, de alguna manera, él encarna una versión arrabalera del rey Midas, porque todo lo que toca, lo transforma instantáneamente en tango.

Si uno lo busca en Spotify, y recomiendo que lo hagan mientras leen esto, van a notar que en el perfil de su cuenta la canción más popular que tiene es «Traje unos tangos/Irresponsables», que interpreta junto al joven cantante YSY A, autodenominado el varón del trap, porque sostiene una impronta a lo Julio Sosa, el varón del tango. Y si siguen buceando en el contenido que ofrece el servicio de música por streaming, van a llegar al discazo de «Menesunda: Tangolencia Rockera», que es el disco dónde interpreta aquellas canciones de nuestro rock y que convierte, por la alquimia que lo caracteriza, en tango puro y duro.

Como si a esta altura, ya no tuviera más motivos para caer en los encantos del talento narrativo de Cucuza, el tipo dice que sus influencias son Floreal Ruiz (a quien empecé a escuchar gracias a él) y al Polaco Goyeneche, ídolo eterno dentro de mi familia. Con eso terminó de conquistarme para siempre. Porque para un goyenechista no hay nada mejor que otro goyenechista.

Quiero terminar este texto con una pequeña anécdota. Un sábado, hace un par de meses, estuve escuchando a Sandro todo el día sin saber porqué. A la noche, en casa de mis viejos, mientras prendíamos un fueguito en la parrilla y compartíamos un vino con mi viejo, de fondo sonaba el Gitano y de repente empecé a contarle de Cucuza.

Se lo hice escuchar y tanto le gustó que me dijo: «algún día tenemos que ir a verlo en vivo». A continuación escribí toda esta secuencia en Facebook. A más de 40 kms, el amigo Diego Joy agarró el celular, abrió la app de la red social y leyó mi texto. En ese preciso momento él se encontraba en un show de Cucuza, y mientras leía las palabras que yo había soltado un poco envalentonado por el vino tinto, el cantante que estaba en vivo, su amigo, interpretaba una canción de Sandro, en honor al cumpleaños del Gitano. La vasta interconección en la que estamos inmersos todo el tiempo hizo que dos tipos, Diego y yo, unieran a otros dos tipos mucho más trascendentes como son el mito que enamoró con el movimiento de sus caderas y el muchacho que hizo cantar al Diego.

No solo voy a decir que escuchen a Cucuza. También me animo a hacer una pequeña recomendación. Vayan a verlo en vivo, me parece un plan genial para una primera cita. Escucharlo es una experiencia definitiva en la que hay un antes y un inevitable después.


Charly Longarini

Periodista, y lector voraz. Escribe para La Patria Futbolera. Estudia Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham. Cinéfilo. Seguilo en sus redes.