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AXL ROSE: EL ÚLTIMO INCORRECTO

8 septiembre, 2023

Hacia Viernes Salvajes

Es la tarde de un día de 1982, un micro de esos de color gris que atraviesan Estados Unidos de punta a punta, se detiene junto a una gasolinera. Un muchacho de pelo largo, rubio nórdico, calzado en jeans gastados, botas texanas y camisa leñadora, y que carga con un bolso, se sube al micro.

William Bruce Rose se sienta junto a una ventana, se acomoda sabiendo el largo viaje que le queda por delante. Entre sus cosas lleva un cuaderno que contiene algunas canciones que compuso, algún puñado de letras y el sueño de ser otro, pero por sobre todas las cosas, empezar de nuevo en otro lugar. Poder dejar atrás los problemas con la ley, el consumo de drogas, una infancia con abusos de un padre religioso que algún día también se fue de Lafayette, Indiana. Corre la ventanilla, no quiere ver su ciudad natal ni siquiera por última vez. Cierra los ojos y más que dormir, intenta soñar.

Nueve años después y a varios miles de kilómetros, un adolescente de 15 años se acerca a una de las dos disquerías que hay en Munro. Entra con los ahorros de los últimos meses y pide el último casete de Guns N’ Roses. Ahí se entera, mediante el vendedor, que no es un casete, son dos, pero la plata le alcanza para tan sólo uno. Mira ambos y reconoce más canciones en Use your illusion II. Paga y corre a su casa a escuchar en el grabador las canciones que van a marcar su adolescencia.

Los Guns N’ Roses llegaron a la Argentina por primera en vez en aquel 1992. La prensa se había hecho eco de varios rumores que ya se comentaban acerca de expresiones de Axl Rose, su líder y cantante. Según lo que se comentaba es que el tipo había dicho que iba a quemar sus botas después de pisar Argentina y supuestamente había prendido fuego una bandera de nuestro país en un escenario en París. Nunca fui de creer esas pavadas, pero en este caso lo más increíble era que un sujeto como Axl Rose conociera nuestro país como para defenestrarlo.

Su paso por estas tierras no pasó inadvertido. El presidente había bautizado a la banda como «forajidos», un poco llevado por los rumores y por los múltiples episodios de disturbios y exhibicionismo que estos músicos desplegaron sobre Buenos Aires. También, en forma indirecta, los medios se hicieron eco del suicidio de una adolescente que tenía mi misma edad. Claudia Tallarico había comprado las entradas para ver en River el recital de la banda que, según sus propias expresiones ante una cámara en la vigilia de los fans frente al Hyatt, eran su “vida».

Su padre al verla en la TV, luego de haberle prohibido ir, no la autorizó ir al recital. La joven tomó un arma que su padre guardaba en un mueble y se quitó la vida. Él, al enterarse, terminó con su vida de la misma manera. La prensa usó este episodio para demonizarlos aun mas, pero el efecto logrado fue todo lo contrario.

Los Guns se habían transformado, en tan sólo un par de años en la banda más importante del mundo. A dónde iban llenaban los estadios más grandes y míticos, y dejaban detrás de sí escándalos de todo tipo. Axl es probablemente el último rockstar, el último de una estirpe que es políticamente incorrecto y que todo lo que hace es para lograr ser como su admirado Elton John, quien en palabras de mi amigo Sebastian Ribao, «Elton tiene más rock que muchos que se la dan de rockeros». Durante años, Axl gestó una canción en piano que creía se iba a convertir en su obra definitiva, en la obra que lo iba a poner en el panteón de los grandes compositores de la Historia. Nunca la apuró, se tomó el tiempo necesario para que maduraran, la canción y él, y así poder compartirla con el mundo. Esa canción es “November Rain”, su gran obra maestra, su “Bohemian Rapsody”, su power ballad definitiva, toda la creatividad compositiva de su vida comprimida en una canción de nueve minutos. El piano tiene mucho de Elton, sin dudas. Y el video es super espectacular, hay quién dice que conforma una trilogía con el clip de “Dont’ Cry” y “Estranged”. Slash se luce con el mejor solo de guitarra que tiene la banda. La atmósfera que genera la melodía es épica, de la calma a la tormenta y de nuevo a la calma. Es una de las canciones más románticas de los 90. En el relato del video se cuenta una boda que no termina bien. A pesar de eso, fueron muchas las parejas que decidieron casarse con ese tema de fondo.

Apetite for Destruction es su primer disco y quizás el más icónico. Pero los Use your illusion son los mejores discos de una banda que lleva a la fecha casi 40 años, 5 discos de estudio y muchos años de silencio en el medio. Están, sin lugar a dudas, entre los mejores álbumes de la historia del rock, son esa clase de álbumes que son casi un greatest hits, absolutamente bellos, absolutamente necesarios. Para grabarlos, en su momento, debieron alejarse de Los Angeles y alquilar un teatro y un hotel en Chicago para poder ensayar y descansar respectivamente lejos de la fiebre de sus fans. No fueron meses fáciles aquellos, hubo peleas, bajas y mucha magia para componer entre Axl, Izzy Stradlin, Slash y Duff McKagan las ultimas grandes canciones de una banda que iba a empezar un descenso definitivo al silencio durante años.

Guns N’ Roses fue siempre la banda de Axl. Fue su plataforma para poder alcanzar la fama y el prestigio de sus ídolos AC/DC, Led Zeppelin, Kiss, Queen. Axl Rose era, en los noventa, lo que queríamos ser la mayoría de los adolescentes. El tipo era sexy, carismático en el escenario como Mick Jagger, con una amplitud de voz entre graves y agudos como Robert Plant, talentoso compositor de hits que se caían de los discos, controvertido, tenía a la prensa no especializada en contra, se habían dicho muchas cosas sobre él y su relación con nuestro país, era rebelde, impuntual, misterioso (porque no se sabía -y sabe aún hoy en día- mucho sobre su vida). Todo era un combo que despertaba pasiones, tanto es así que se armaban masivas vigilias en los hoteles donde paraban, movida muy propia de los 90s en Argentina

El adolescente de Munro llegó a su casa con el casete de color azul y violeta. Lo puso en el grabador Hitachi que había en su pieza y se tiró en la cama a delirar con una música que, con el tiempo, se transformó en la banda de sonido para su vida. Iba a llegar el CD, años después el mp3 y luego el servicio por streaming, cambiaron los formatos y el rock parece morirse un poco cada día, pero las canciones que marcan la vida para siempre siguen siendo las mismas.

Una mañana de hace 41 años un autobús llega a la ciudad de Los Angeles, estado de California. Bajan varias personas, entre ellas, el mismo pelilargo medio colorado con un bolso colgado del hombro. Camina sus primeros pasos en aquella ciudad salvaje, se detiene, deja caer el bolso, y se queda con la vista perdida cautivado por una pintada en una pared, es entonces cuando sonríe porque sabe que ha llegado al lugar correcto, aquél en dónde las paredes hablan y dicen a los gritos «Welcome to the jungle».

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Charly Longarini

Periodista, y lector voraz. Escribe para La Patria Futbolera. Estudia Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham. Cinéfilo. Seguilo en sus redes.