Agustín Ramírez participó activamente en varios procesos de reclamos de tierras durante los años ’80, su territorio era el sur del conurbano bonaerense, específicamente San Francisco Solano. La motivación y el compromiso de Agustín, que tenía 23 años, y de sus compañeros era mejorar las condiciones de vida de sus vecinos y vecinas del barrio. Agustín era un militante que pertenecía a las comunidades eclesiales de base.
En la Argentina de finales de la década del 80, existía un problemática que perdura hasta la actualidad, la falta de techo y tierra donde habitar. Con su impulso y determinación se convirtió en un referente, sin embargo en esta toma de tierras chocó con el poder económico,cuyo brazo armado fue la bonaerense.
El terreno ocupado las Tierras de Jerusalen, fue declarado como patrimonio de una inmobiliaria, luego de que se comprobara que agentes policiales le hicieron inteligencia,el 5 de junio, frente a numerosos testigos lo llevaron preso a él, a su amigo Juan Sotelo. Horas después apareció muerto en la calle 226 y 282. Su cuerpo presentaba lesiones y su mamá cuando lo vió en la morgue aseguró que lo había golpeado, lainvestigación marcó que fue torturado. El imputado resultó ser el expolicía Oscar Franciforte, alguien que no sufrió condena, y que fue internado en el hospital psiquiátrico Melchor Romero. No fue condenado y con el tiempo quedó en libertad.
En junio de 2014, hizo una presentación el abogado de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) Roberto Alejandro Bois, que representa a la familia Ramírez, presentó en 2017 el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), denunciando al Estado argentino y pidiendo que el asesinato sea considerado como un delito de lesa humanidad.
«Agustín era un pibe con mucha intensidad de formarse políticamente. Además, buscaba estar informado como parte de su oficio de periodista…» Cuenta el autor de un libro de investigación sobre el caso, el periodista Federico Paterno, quien en el mes de abril de este año publicó el libro «Agustín Ramírez: Un militante que desafió al poder». Finalmente, Javier Ramírez -hermano de la víctima e integrante de la Comisión de Familiares y Amigos de Agustín Ramírez- destacó el «compromiso con lo social y con la comunidad» que poseía el joven, y contó a la Agencia de Noticias Telam, que muchas veces llevaba a chicos a «tomar algo o a comer algo» a la casa que compartía con su familia.
Valga el recuerdo a este militante social cristiano, asesinado por el aparato represivo de la bonaerense, que conservaba el accionar de la dictadura, que aún en democracia estaba activo, en San Francisco Solano y Rafael Calzada, sus territorios, quedó la huella de su lucha y compromiso.
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