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EL DÍA QUE DIOS LLORÓ

2 diciembre, 2020

Dos golpes en la puerta de la habitación despertaron a Dios de su siesta.

—¿Quién es? –preguntó aún con el sueño en su garganta.

—Soy yo, señor. San Pablo.

Dios abrió la puerta con urgencia y también con sorpresa. Nadie interrumpe la siesta del Todopoderoso porque sí.

—¿Qué pasó?

—Llegó Él.

Dios sacudió su cabeza ante la sorpresa.

– ¿Ya? No puede ser, ¿estás seguro?

El santo asintió con los ojos cerrados y la boca fruncida. La tristeza se le dibujaba en la cara y se le plantaba en la voz. Dicho eso, se retiró inmediatamente.

Dios caminó hasta la ventana y más allá lo vio venir. Venía haciendo jueguitos con una pelota de cuero y gambeteando ángeles que le salían al cruce. Llevaba la camiseta azul, pantalones cortos negros y la cinta de Capitán que aún apretaba en su brazo izquierdo.

Una gota, luego dos, después diez. Dios empezó a llorar como no lo hacía desde hace dos mil años.

Y así, el Cielo se tiñó de fútbol y de alegría.

Imagen de portada: Sebastián Domenech (@domenechs)

Charly Longarini. Lo escuchás los Miércoles 19 a 21 hs en La Patria Futbolera. Por Streaming en https://www.onradio.com.ar/