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WATCHMEN: Deconstruyendo al Superhéroe

9 julio, 2022

Hacia Viernes Salvajes

Anoche no Dormí

Cuenta la leyenda que una tarde, en la casa de Dave Gibbons, estaba trabajando un pintor. Y que éste se sorprendió al descubrir que el dueño de casa era dibujante de historietas. «No sabía que hacía cosas para chicos» le dijo. Gibbons sonrió tiernamente y le explicó que las historietas no eran cosas para chicos solamente y acto seguido sacó una edición de Watchmen de su biblioteca y se lo entregó en la mano para que lo lea. Al día siguiente Gibbons notó que el pintor estaba cabizbajo, así que le preguntó que le pasaba y el tipo respondió: «Ni me hable. Usted me dió ese libro ayer y a mí se me dió por curiosear después de la cena y me terminé yendo a acostar a la madrugada cuando pude terminarlo. Casi no dormí».

Watchmen es quizás el mejor cómic de la Historia. Es lo que hoy podríamos llamar una novela gráfica aunque cuando se publicó por primera vez se lo hizo en doce revistas mensuales. Y, en aquel 1986, revolucionó la industria y el noveno arte para siempre.

Moore-Gibbons: Los padres de la criatura

Alan Moore, guionista británico, y hoy devenido en practicante de la magia y la hechicería también, escribía la serie de terror Swamp Thing para la DC Comics. Hacía tiempo tenía una idea en mente. Se trataba de una historia de superhéroes que comenzaba con el asesinato de uno de ellos y a partir de esto se dispararía la trama. Un día descubrió que la DC había comprado una editorial pequeña, Charlton Cómics, que tenía algunos personajes interesantes que le podían servir para el proyecto que estaba craneando.

Dibujante, Guionista. Fue expulsado de varias escuelas secundarias. El creativo Alan Moore. Uno de los padres de WATCHMEN junto con Gibbons.

Pero cómo muchos de esos personajes iban a terminar muriendo en la historia que quería contar, Dick Giordano, editor de DC, le negó el permiso para que pueda usarlos. La DC pensaba lucrar con esos personajes, y no estaba dispuesta a deshacerse fácilmente de éstos porque su adquisición le había salido carísimo.

Entonces Alan Moore, que ya tenía avanzada la idea, tuvo que crear nuevos personajes pero repitiendo los arquetipos de éstos que le fueron negados. Para llevar adelante el proyecto pensó en el dibujante Dave Gibbons y juntos diseñaron los trajes, los personajes y el aspecto visual de la serie. Como quería impactar al lector con el asesinato de un personaje conocido, y al no poder jugar con los de la Charlton, debió escribir los personajes de manera tal que para el lector les resultaran ya conocidos. Asi fue que creó a Dr Manhattan pensando en Capitan Atom (el único con superpoderes y de alcance ilimitado), a Nite Owl en Blue Beetle (un vigilante tipo Batman), The Comedian en Peacemaker (una especie de justiciero armado y violento), Silk Spectre en Black Canary (heroína tipo Batgirl), Adrian Veidt en Thunderbolt (hombre altamente inteligente) y Rorschach en The Question (un detective oscuro y retorcido).

Dave Gibbons, británico también, que venía de trabajar en Green Lantern y con un amplio recorrido por la revista 2000 AD y Jugde Dredd, participó de los dibujos aportando ideas que después quedaron eternizadas. La escritura fue todo de Moore pero habitualmente éste le consultaba a Gibbons sobre algunas cuestiones visuales, ya que había confiado en su larga trayectoria por distintos trabajos de ciencia ficción. Moore confió plenamente en la imaginería visual de su coterráneo al momento de crear el universo donde se desarrollaría la historia.

La DC les hizo firmar un contrato a Moore y a Gibbons que en la actualidad sería impensado. Por aquella época los comics se imprimían solamente una vez y en revistas. En su momento los creadores pensaron que cuando DC no quisiera reimprimir mas Watchmen, ellos obtendrían los derechos de publicación. Pero la obra resultó un rotundo éxito y DC jamás dejo de republicar el comic. De esta manera tanto Moore como Gibbons reciben regalías pero no son propietarios de los derechos totales sobre la obra, situación que obviamente les daría unos buenos y suculentos dividendos.

¿De qué va Watchmen?

Primero sería conveniente aclarar que Watchmen es una obra distópica, como lo son las novelas Farenheit 451 (Ray Bradbury, 1953), Un Mundo Feliz (Aldous Huxley, 1932) y 1984 (George Orwell, 1949). Transcurre en un 1985 alternativo, en dónde Nixon aún continúa en el poder al ser reelecto indefinidamente tras ganar la guerra de Vietnam y donde los superhéroes, que en el pasado trabajaron para el gobierno, quedaron inoperativos. El presidente se ha válido de los poderes de Dr Manhattan, un superhéroe con los poderes de un dios, que le han servido en su momento para doblegar a la Unión Soviética. Luego de ésto se promulgó una ley donde se erradicaban las acciones de los superhéroes, por lo cual fueron prohibidos y cazados por el gobierno, con la única excepción de Dr Manhattan. El asesinato de uno de ellos, The Comedian, provoca que Rorschach, que opera desde la clandestinidad, inicie una investigación para descubrir quién está cazando a los vigilantes. Por este motivo le pide ayuda al resto de sus ex compañeros pero ninguno acepta.

La historia nos habla de la relación del hombre con dios (o con las deidades), del hombre ciudadano frente a la Autoridad y también trata acerca del Poder, pero no de la capacidad extraordinaria de los superhéroes, sino del Poder entendido como la manifestación del sometimiento a través de la desigualdad de fuerzas.

El cómic que es una novela

Con un final totalmente sorpresivo, alucinante, sarpado y revelador, Watchmen se hace dos grandes preguntas: ¿Quién vigila a los vigilantes? ¿El fin justifica los medios?

Con un diseño de página innovador (pero europeo clásico al mismo tiempo) de seis viñetas por página. Con una narración paralela que se llama Relatos del Navío Negro (historieta de piratas que lee un chico y que se desarrolla en el material complementario de la serie). Con un diario ficticio supuestamente escrito por una de sus personajes principales, en dónde se revelan pistas que hacen al entendimiento de la trama, logrando generar un entramado en una metaficción posmoderna.

Con una galería de superhéroes superhumanizados. Con una trama que te agarra del cuello y no te suelta hasta el final. Con unos dibujos increíbles. Con todo este armamento artístico, Watchmen se convirtió en una obra fundamental del noveno arte y del arte en general.

Leer Watchmen es como leer una novela, donde los superhéroes son solo un maquillaje para contar una historia tan profunda como adulta.

Watchmen, en 1986, deconstruyó para siempre el género superheroico y le dió una piña muy fuerte a la creencia popular que sostenía que los superhéroes eran cosas de chicos.


Charly Longarini

Periodista, y lector voraz. Escribe para La Patria Futbolera. Estudia Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham. Cinéfilo. Seguilo en sus redes.