Saltar al contenido

UN ASESINO SERIAL EN PLENA DÉCADA MENEMISTA

19 mayo, 2022

HACIA VIERNES SALVAJES

¿Cómo no me voy a tentar con una novela que cuenta los crimenes de un asesino en serie argentino?

Si uno siente algo de fascinación por los crímenes seriados, casi siempre debe mirar al norte. EEUU ha sido, al menos mediáticamente, el mayor productor de este tipo de criminales. Basta recorrer la historia del siglo XX para dar cuenta de ello. Aunque quizás todo esto haya nacido en Inglaterra, en Londres más específicamente y con un tal Jack, el destripador.

Una tarde, volviendo de la escuela, y al pasar por la librería, a la que ese día no pensaba detenerme en su vidriera, porque rara vez tenían algo nuevo, descubrí un libro que de inmediato me llamó la atención. Tapa con fondo blanco, en el centro una imagen donde un tipo, con sombrero y piloto, escondía el rostro para ver por esos visores que se usan para disfrutar paisajes introduciendo una moneda, y en los orificios donde deberían estar los lentes, había dos orejas.

Los crimenes de Van Gogh, de José Pablo Feinmann, me miraba desde la vidriera. Paré en seco, retrocedí y entré. Pedí el libro y leí de que iba. Lo quise pero no tenía la plata. Debía tratar de conseguirla lo más pronto posible.

Pasó más se un mes hasta que pude comprarlo. O quizás menos, porque cuando algo se me mete en la cabeza, no hay quien me detenga. Fue llegar a casa y empezar a leerlo. No pude soltarlo por más de dos horas.

Con una prosa ágil, divertida e irónica entramos en el universo de Fernando Castelli, cinéfilo, que trabaja en una productora de cine y atiende en un videoclub. Aspira algún día a convertirse en guionista. Para eso quiere ganar un concurso que promete la suma de tres millones de dólares por un guión donde se narren crimenes reales.

Y la mejor manera de escribir el guión perfecto y creíble, es llevar a cabo esos asesinatos, entiende Fernando. Pero para eso necesitará una masterclass de un asesino consagrado.

La figura de Jack, el destripador, se le aparece y lo anima a llevar a cabo esos crímenes que necesita relatar. Jack, de a poco empieza a convertirse en una imagen influyente para Fernando, que lo va alejando de la desagradable presencia de su madre.

Filosofía, Literatura, Cine, José P. Feinmann un intelectual comprometido.

Fernando tiene dos amigos: el inspector Colombres, detective privado que persigue infieles, algo paternal y Ricki Mintrone, quién gusta de un tipo de cine más vulgar, según la mirada de Fernando.

Feinmann se permite en este relato, a medio camino entre el policial y el folletín, contar la década menemista. Con una mirada irónica sobre los medios masivos de comunicación y la política pero inmensamente tierna sobre el cine y la cinefilia.

Los crimenes de Van Gogh es la versión de Psicosis, de Alfred Hitchcock reinterpretada por José Pablo Feinmann.

Divertida, mordaz y espeluznante. Envidio absolutamente a aquellos y aquellas que vayan a leerla por primera vez.


Charly Longarini

Periodista, y lector voraz. Escribe para La Patria Futbolera. Estudia Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham. Cinéfilo. Seguilo en sus redes.