Rodolfo Walsh aquel nacido en Choele-Choel, en el lejano sur argentino, el que escribió «Hay un fusilado que vive», y que inventó un género al enterarse de aquellos fusilados clandestinos en el basural de una fría noche de junio de 1956. El autor de Operación Masacre, ¿Quién mató a Rosendo?, escribió una de las tapas históricas.
El escritor que asesinó la dictadura, quien redactó la Carta Abierta a la Junta Militar, al año de asunción de Videla, Massera y Agosti, expresó en la tapa de la Revista Noticias:
En grande la palabra es Dolor. «El general Perón figura de la política argentina en los últimos 30 años, murió ayer a las 13.15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora un líder excepcional».

Recordemos que Walsh provenía de una familia antiperonista, no lo sedujo el 17 de octubre, y hasta salieron a las calles en septiembre de 1955, cuando es peronismo es derrocado por la mal llamada Libertadora. Estudiando letras en la Universidad de La Plata, le achacó a Perón «falta de libertad y democracia», y cierto autoritarismo. Tras la investigación de los fusilados de manera clandestina el 9 de junio de 1956, Walsh cambia supostura y tras la revolución cubana supo comprender los movimientos de emancipación.
Es allí que toma una línea revolucionaria y funda Prensa Latina, junto a Roberto García Lupo y Jorge Massetti. Avaló la política peronista de sustitución de importaciones. Cuentan que Perón preguntó por el a Raimundo Ongaro el dirigente de la CGT, en Puerta de Hierro, ¿Qué peronista no conoce a Walsh?, disparó Ongaro.
Según escritos Walsh llegó a ver en Perón más un político que un militar, aunque claro no se puede negar su formación. Tuvo una visión crítica del peronismo, ligada a su posición social era parte de una clase media intelectual. Admiró la política industrialista y mercadointernista del peronismo. Según Horacio Vertbisky «él no eligió el peronismo, el peronismo lo eligió a él». Creía además, que Perón no era un un revolucionario, pero el pueblo era peronista.
En la década del 70′ se unió a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), para culminar en Montoneros, grupo al que adhirió pero que realizó serias críticas también por la violencia revolucionaria. El escritor y jugador de ajedrez advirtió la ambigüedad del peronismo, y reflejó en unas líneas la muerte de Juan Domingo Perón, en aquella tapa del 2 de Julio de 1974.
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