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SCOTT FITZGERALD: AUGE Y FRACASO DE UNA SOCIEDAD BANAL

24 septiembre, 2023

Sucedió una noche, de no hace mucho tiempo, fue una conversación con una señorita que hizo una alusión, cuando le conté de una crisis existencial a mis 32 años, y me respondió con la crisis de «la edad de cristo» o la «crisis de los 33», como un suceso de la vida treintañera. En esa misma sintonía, el que tuvo la idea de crisis y quiebres alrededor de los 30 años, fue el escritor Scott Fitzgerald. En el cuento de 1931, «Entre las tres y las cuatro» alega que después de las tres décadas «casi todo el mundo se quebró un poco». Pero no venimos hablar de mis encuentros, ni de mí, sino esta columna dará cuenta de uno de los grandes narradores estadounidenses.

Francis Scott Key Fitzgerald nació en el seno de una familia acomodada, católica y de orígen irlandés, un día como hoy, 24 de Septiembre de 1896, en el Saint Paul, la capital del Estado de Minessotta, en el medio oeste de Estados Unidos. Tuvo lugar en las mejores escuelas de aquel medio oeste y cursó en la Universidad de Princeton, siendo un buen alumno, más allá de beber cantidades de alcohol y en ciertos momentos perder la línea, cuestión que estaría muy presente en su vida. La escritura lo atrapó de tal manera, que abandonó sus estudios y se dedicó de lleno. Anhelaba el éxito y una buena posición económica. Y no tardó en llegarle.

En 1920 con sólo 23 años publicó con éxito rotundo Al otro lado del Paraíso, se agotó la venta durante su primer día, y se casó con el gran amor de su vida Zelda Saye. Comenzaba su carrera, mientras cientos de negros y negras migraban del sur en esa masa de hierro, el tren a ciudades que buscaban brazos para trabajar como Chicago. Y parecía que después de la primera guerra todo comenzaba a marchar, una vez más.

Fue el escritor de los años locos, de la fiesta, el glamour y el Jazz norteamericano, aunque también de la caída estrepitosa, cuestión que sufren todos sus personajes, y veremos que el mismo. Una de las grandes historias que escribió Fitzgerald, y tal vez más masiva fue El Gran Gatsby, (1925), Jai Gatsby un personaje para el que todo es posible, en una sociedad hedonista, cosecha una fortuna y se dedica a vivirla, y a perseguir a la exhuberante Daisi Buchanan. En un contexto de felicidad y despilfarro, tras el horror de la Gran Guerra (1914-1918). Jai, es champán, créditos accesibles, fortunas, extravagancia y flappers (estilo de mujeres de los años 20, que usaban la falda corta); en definitiva el producto de una sociedad materialista y banal. Luego del ascenso experimentará la caída.

Scott y Zelda Saye. Su gran amor de destino trágico.

Scott, continúa escribiendo, y su caída también será pronunciada, su mujer comienza a tener serios problemas psiquiátricos, se pasa la hora del éxito, aunque realiza una cuarta novela de vuelo literario, Suave es la Noche (1934). Entre 1930 y 1940 su objetivo es realizar guiones para la industria Hollywoodense. Recordemos el crack de 1929, el quiebre de la Bolsa de Nueva York, que genera una crisis ecionómica nunca vista. Si cerraban fábricas, también editoriales, la cultura y la industria editorial no quedaban ajenas. Es amigo y se refleja en el espejo de otro contemporáneo y tremendo narrador de historias, Ernest Hemingway. «Hablo con la autoridad que me da el fracaso, Ernest la del éxito», habría dicho Scott. Siempre con el problema de realizar buena literatura o escribir cuentos cortos, y vendibles.

«Sucedió en nuestra época cuando todo el mundo está más o menos descorazonado»

Entre las tres y las cuatro. 1931. scott fitzgerald.

En sus últimos años vivió escribiendo cuentos para revistas y desembarcó en Hollywood sin pisar firme en términos artísticos. La soledad, tras la internación de Zelda, su gran amor, hectolitros de alcohol, y toneladas de cigarrillos empeoraron su salud. En sus últimos años tuvo una relación epistolar con su hija Scottie, (Frances Scott Fitzgerald), y en una de aquellas cartas escribió, «Por lo demás, sigo en cama. Esta vez, el resultado de veinticinco años de cigarrillos. Tienes dos hermosos malos ejemplos por padres. Limítate a hacer todo lo que no hicimos y estarás perfectamente a salvo».

Fitzgerald y la pequeña Frances, su única hija.

Murió días antes de la navidad de 1940, en Los Ángeles, California. Dejó relatos, cartas, novelas, y una vida que imitó a la de los personajes de sus libros. Hoy es su cumpleaños número 127, y lo recordamos con estas líneas, aunque el mejor tributo es ir a leerlo. Leer a un escritor, como el mismo se definió con autoridad de fracaso.


Matías J. Escot. Docente de Historia . Apasionado por la historia argentina, letras y política. Escritor, divulga la historia de nuestro país en Relatos del Sur Autor del libro “Escritores en Combate 1”