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EL AMOR VENCE AL ODIO

4 septiembre, 2022

Estoy corrigiendo exámenes. Jueves a las nueve de la noche. Vero y Seba ya duermen. La lógica del capitalismo postpandémico exige más esfuerzo que la que ya requería el capitalismo prepandémico. Sujetos atravesados por la lógica de un capitalismo depredatorio que solo piensa maximizar su margen de ganancia a costa de la vida de los sujetos que producen esa riqueza. Nada que no describiera con maestría Marx hace 150 años.

Economía de mercado: De Martínez de Hoz a Carlos Saúl

Cualquier intento de hacer más humano ese orden regido por los imperativos de la economía de mercado es sancionado desde las usinas del poder real. Los discursos que priman desde los más variados medios de comunicación tienen que ver con el del sujeto gestor de sí mismo. Un sujeto proactivo que en realidad esconde a un sujeto auto explotado al borde del colapso permanente. En Argentina este orden que organiza la vida social no es nuevo. Cuando yo nací en 1978 vivíamos el primer experimento neoliberal que duro hasta 1983 cuando yo tenía 5 años. Cuando estaba terminando la primaria vivimos la segunda etapa neoliberal denominada menemismo.

Ese cruel experimento duro doce años e incluyo dos mandatos completos de Carlos Saúl Menem y la mitad del mandato de Fernando De La Rúa, el candidato de la Alianza que venía a terminar con ese supuesto orden regido por la corrupción y el vaciamiento de cualquier idea de lo público. El país termino estallado por los aires cuando sectores postergados de la sociedad empezaron a visibilizar sus reclamos cortando las rutas para que el resto de la sociedad registrara la anónima tragedia del hombre que se muere de hambre y que ve su vida pasar al costado del camino.

El tercer periodo neoliberal llego en 2015 cuando Julián, mi primer hijo ya tenía un año. Consternado contemple frente a la televisión la victoria de Mauricio Macri, el candidato del establishment, un personaje menor de la historia argentina que vino a aplicar un método feroz de redistribución de la riqueza en beneficio de los sectores beneficiados de la sociedad argentina en detrimento de los sectores populares. En el medio de todas estas experiencias nefastas hubo dos momentos de excepción. Primero la primavera democrática después de la larga noche de la dictadura que desaparecía personas con el objetivo de disciplinar el cuerpo social para hacerlo maleables a políticas de exclusión en beneficio de esas minorías herederas de ese grupo de familias patricias que a fines del siglo XIX habían imaginado un país próspero para unos pocos. El experimento alfonsinista termino de modo abrupto debido a un frágil programa económico y político que puso en peligro el orden democrático recientemente restaurado.

Recuerdo ese clima de inestabilidad económica yendo a comprar comida con mi vieja a una despensa en la que el precio de los alimentos variaba en cuestión de horas ante la desesperación de los clientes por hacerse con un paquete de fideos o media docena de huevos. El otro momento que a mis 43 años puedo identificar como disruptivo en relación a ese orden hegemónico es el que conocemos como kirchnerismo. Doce años desde la presidencia de Néstor pasando por los dos mandatos de Cristina Kirchner (2003-2015).

Los 90´, los medios y Néstor

En la década del 90 desde los medios de comunicación comenzó a construirse un poder mediático capaz de organizar un orden social en donde la idea de ciudadano fuera reemplazada por la de consumidor y en donde a su vez la política fuera una mala palabra. El orden hegemónico instaurado por la dictadura fue a su vez garantizado por las políticas de impunidad aplicadas por el menemismo. En ese contexto era lógico que un adolescente como lo era yo en la década del 90 tuviera una potente repulsión acerca de la idea de lo político. Desde mi ingenuidad pensaba que la política servía para robar y para garantizarles impunidad a asesinos que desaparecían personas y extorsionaban a las familias de las victimas robándoles sus bienes personales. Los 90 fueron años de formación y de desencanto.

Las esperanzas no estaban dentro de la lógica aglutinadora de la política como si podían estarlo en un recital, con amigos tomando una birra en la esquina o con alguna chica que quisiera estar conmigo. Pero de las ruinas del neoliberalismo y eludiendo la lógica de la política hegemónica apareció un buen día Néstor Kirchner.  Desde que asumió empezó a hacer cosas extrañas. Como cuando escapo a la seguridad el día de su asunción presidencial y termino con un golpe en la frente. Después llego el acto en la Esma. El histórico día en el que hizo bajar los cuadros de los represores y la posibilidad de tener una corte suprema de calidad entre tantas otras cosas.

Después vino todo lo demás. La redistribución del ingreso en beneficio de las mayorías silenciosas que permitió que miles de personas pudieran acceder a estándares de consumo inusitados. Gente que nunca había podido irse de vacaciones por primera vez podía hacerlo. Estar frente al mar descansando. Comprarse un auto o un aire acondicionado. Cosas quizás minúsculas para el que nunca las necesito pero inmensas para el que por primera vez puede tener acceso a ellas. Soñar con una casa propia en donde poder habitarla con tus seres queridos. Conocer otro país cuando siempre vacacionaste a un par de horas de tu casa, comprarte un teléfono celular o comprarle un lindo regalo a tu mujer. Todo eso hizo el kirchnerismo como también lo había hecho el peronismo hace 70 años. Por todo eso el peronismo fue perseguido y proscripto entre 1955 y 1973. Por eso fueron las masacres de José León Suarez y de Trelew y las políticas de hambre y exclusión de la junta militar. Por ese acto revolucionario de jugársela frente a los poderosos denunciando el orden del mundo y dándole otros horizontes a los humildes el peronismo es perseguido. Por eso robaron las manos de Perón y secuestraron el cuerpo de Eva. Por eso le gatillaron una pistola en la cabeza a Cristina.

Kirchnerismo: Para muchos, el Peronismo siglo XXI

El kirchnerismo no se quedó en ese cumulo de políticas económicas siempre pensadas en beneficio de la gente. Durante sus mandatos se sucedieron la ley de matrimonio igualitario, la política de derechos humanos que termino con la impunidad menemista, la estatización de las AFJP, la nacionalización de YPF, vaca muerta, el plan fines que facilitaba el acceso a la educación secundaria a miles de ciudadanos que no habían podido terminar el secundario en su debido momento. La enumeración es incompleta pero a su vez sintomática de lo que representa el kirchnerismo en la historia política argentina. Néstor y Cristina también recuperaron el futbol permitiendo que todos pudieran ver los partidos de sus equipos desde su casa sin necesidad de pagar una consumición en un bar. Seguramente para alguien que no atraviesa penurias económicas ver el partido en su casa o en un bar es lo mismo pero para el que llega justo a fin de mes es una felicidad inconmensurable. En mi caso particular  futbolero hasta la medula como soy poder disfrutar los partidos de River en mi casa no era un gasto irresponsable del estado como nos querían hacer creer desde los medios de comunicación hegemónicos sino una política de estado en beneficio de las minorías invisibles y anónimas de este país.

El kirchnerismo para mí como debe haber sido el peronismo en los 40 para miles y miles de argentinos significo eso. Un tiro para el lado de los buenos. Un mundo más justo y humano, una mañana de sol que te da en la frente, la posibilidad de soñar cosas nunca antes soñadas. En mi caso inclusive animarme a tener un hijo. Cuando la mama de Julián estaba embarazada un día tomando una cerveza en un bar en villa crespo caímos los dos en la cuenta de que sin las políticas económicas del kirchenismo probablemente nosotros no nos hubiéramos animado a pensar en tener un bebe. Es por eso que los medios hegemónicos odian a Cristina Kirchner como también odiaron a Perón y a Eva.  Por todo lo que le dieron material y simbólicamente al pueblo trabajador.

Haters, Cristina y Justicia social

Los odiadores seriales no pueden entender porque el pueblo la ama. Nos dicen que somos zombies, almas compradas o militantes (como si ser militante fuera una mala palabra). El poder económico en alianza con el poder mediático y el judicial quiere borrar de la faz de la tierra la experiencia kirchnerista como antes quiso destruir la experiencia peronista. Ambas empresas son irrealizables porque las experiencias históricas no pueden borrarse de un plumazo ni por arte de magia. Esa persecución permanente de la figura de Cristina llevada a cabo por el poder judicial y juntos por el cambio llevo a que el jueves un tipo lleno de odio intentara asesinar de un tiro en la cabeza a Cristina ante el estupor de todos los que la amamos.

El disparo milagrosamente no se produjo y la jefa espiritual de la nación todavía está viva. Ayer cuando fuimos con Vero, Seba y Pablito a la plaza a esa manifestación conmovedora a expresar nuestro amor incondicional por ella recordé una tarde tomando unos mates mirando un River-Boca con mi vieja en 2014. A diferencia de los noventa en donde mi vieja me daba unas monedas para ir al bar a ver el partido de turno ese domingo podíamos pasar un rato juntos. Ella haciendo sus cosas y yo mirando el partido. Ningún frio análisis macroeconómico podrá nunca dimensionar lo que ese momento significo para mí. También pensé en una chica que vivía en dock sud, el barrio de mi infancia y a la que siempre me cruzaba en la parada del bondi. La chica vivía de changa en changa siempre portando un rostro triste y apesadumbrado y unas ropas roídas que disimulaban su belleza esplendorosa. Así había sido desde que la conocí en 1998 hasta 2007.

Foto: Evelyn Quaglia. Marcha del viernes 2 de Septiembre, una de las columnas que marchó de Avellaneda a Plaza de Mayo.

Un día en la misma parada de colectivo de siempre me la encontré con una sonrisa que le atravesaba la cara de lado a lado. Estaba vestida con una pollera negra cortita y una camisa violeta. Colgaba una carterita diminuta. Era otra persona. Parecía un personaje de una fábula de Disney. Me puse a charlar con ella y me dijo que estaba contenta porque había conseguido trabajado en el paseo Alcorta. Un módico trabajo de vendedora en un negocio de ropa interior. Cuando subimos al bondi nos sentamos separados pero cada tanto la veía sonriente. Al año siguiente la encontré paseando con su bebe recién nacido. Ella también como yo años después se había animado a tener un hijo en el marco de un contexto social más amable, más humano. El kirchnerismo desde siempre estuvo compuesto de esa humanidad sufriente que aspira a un mundo mejor. Ningún análisis preocupado por la emisión y el precio del dólar podrá entender el amor del pueblo a una líder inigualable en potencia y ternura como lo es Cristina.

El enemigo construye una lógica de destrucción y arrasamiento del contrincante político que tiene como fantasía el exterminio de lo otro. Es ese caos el que habilita a sujetos fácilmente influenciables a cometer actos de la gravedad del jueves último. Frente a ese mundo deshumanizado solo podemos proponer lo que enuncia Cristina hace ya casi dos décadas. Un mundo donde toda la comunidad este incluida. Donde cada pequeña historia por mas chiquita que sea merezca ser contada. Donde no haya prejuicios con los humildes ni deseos de matar al que piensa distinto. Un mundo donde impere la justicia social por sobre los imperativos del coaching y la tecnocracia y donde no haya poderes ocultos que pongan en jaque la vida democrática. Un mundo donde otro porvenir sea posible. Por todo eso te amamos Cristina.

Foto de portada: Evelyn Quaglia

ENTRE NOS SOCIAL INFO- #Infocolectiva

IG: @juanpablosusel

JUAN P. SUSEL. Sociólogo (UBA). Profesor en Ciencias Sociales. Crítico de Cine. Autor de: Maradona en Roja y Negro (2021)

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JUAN P. SUSEL. Sociólogo (UBA). Profesor en Ciencias Sociales. Crítico de Cine. Autor de: Maradona en Roja y Negro (2021)