Comunicar en tiempos de fake news, de griterío barato, de haters de redes sociales, y de periodistas que no cuentan lo que sucede, sino que editorializan todo el tiempo en favor de uno u otro poder político o económico , resulta una tarea no sólo ardua, sino de lucha continua. Más bien la comunicación en este siglo XXI, puede ser entendida como un campo de batalla.
Por estos días, una usina gestada por grandes medios y periodistas de «renombre», se dispersa como lava sobre ese terreno irregular, denominado opinión pública- donde también interactúan redes sociales, con sus múltiples variantes. La misma reza la inmoralidad de aquellos y aquellas que concurren a Juncal y a Uruguay, para mostrar su apoyo a la actual Vicepresidenta de la Nación, sometida a un juicio con fuertes ribetes políticos.
Una dirigenta que fue nada más, y nada menos que la protagonista política de los últimos 20 años del país, y que condujo los destinos de la Nación en dos períodos, 2007-2011, y 2011-2015, Cristina Fernández. Además responsable del armado que gestó la vuelta del peronismo al poder, luego de la experiencia de gobierno de Mauricio Macri, y los suyos.
La visión de ciertos sectores comunicacionales, políticos, y hasta civiles de los años de gobierno de CFK como presidenta, se expresan como una farsa, como un movimiento que construyó un relato, eso fue para muchos la década ganada. Sin embargo, nos preguntamos porque los poderes reales, el stablishment económico y financiero, mostraron, y lo continúan haciendo su poder de fuego, esta vez mediático-judicial, sobre el Frente de Todos, en general, y el Kirchnerismo en particular. Vale la pena preguntarnos, ¿Tanto despliegue opositor, y discurso enconado de comunicadores prime time, sólo por un movimiento que generó un relato, por una farsa bien narrada?
Ley de Medios de Comunicación Audiovisuales, Ley de Matrimonio Igualitario, Restatización de las Jubilaciones, y Restatización de YPF. También, el pago de la deuda externa, y abandono de las políticas del Fondo Monetario Internacional, junto al crecimiento del consumo interno, de las Pymes, y aumento del salario de los trabajadores, son medidas y acciones a tener en cuenta. Cuestiones materiales que no son una mera ficción, para que caigan en el saco roto del «relato».
La incógnita actual, es porque en estos tiempos si el gobierno del Frente de Todos no tiene la fuerza transformadora de aquella década kirchnerista al palo, observamos la furia del poder real, tanto discursiva, como material, manifestada en una propuesta; profundizar este largo ajuste y deterioro económico que viven los sectores populares.
Se conoce que el kilómetro cero del peronismo es el 17 de Octubre, desde aquellos días la muchachada invadió las calles, y el poder de movilización popular fue parte de la esencia peronista. Por otro lado el poder y el capital político se manifiesta en la representación popular; demostrado holgadamente en Cristina Fernández.
La corrupción no está en nuestra agenda de discusión porque no se discute, porque es moralmente inaceptable, como también lo es, que sea público, que el fiscal, y el juez (Diego Luciani y Rodrigo Gimenez Uriburu), que acusan a Cristina Fernández, sean parte del entorno íntimo del principal dirigente del partido opositor, Mauricio Macri. Si compartieron asados, partidos de fútbol y grupos de whatsapp habría al menos una clara incompetencia de los magistrados.
Aquellos y aquellas que pueblan las calles rodeándole la casa a la vicepresidenta, no deben dar explicaciones ni pedir disculpas, porque se vive en democracia, y lo hacen en términos de expresión política. Son tan válidas éstas, como las manifestaciones en contra, que el kirchnerismo sufrió decenas.
Finalmente, existe una cruzada moral contra la corrupción, enquistada en el kirchnerismo, y encarnada por la Vicepresidente del FDT, o más bien hay que deslegitimar políticamente las conquistas, y el proyecto gestado entre 2003-2015?. Las conclusiones son suyas, pero la editorial es nuestra, que no nos disfrazamos de «independientes». Nuestra posición es honesta intelectualmente, porque somos esto…
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