LA GRIETA BOQUENSE: UNA LUCHA POR UN CLUB DE ESPÍRITU POPULAR

Ya desde hace algunos años la historia del país y la de Boca se cruzan en un año electoral. Pasó en el 2019 cuando Jorge Amor Ameal y Juan Román Riquelme llegaron al poder en Boca, al mismo tiempo que llegaba al poder al peronismo de la mano de los Fernández. En ambos ámbitos Boca lo sacó del centro del escena al tándem macrista, Pichetto y Macri en las elecciones generales y a Gribaudo el candidato Macrista en el club, cuando fue derrotado por Ameal-Riquelme. A partir de ahí comenzó una guerra de principios, entre un bando y otro, la grieta se instaló en el xeneize. Por supuesto desde otro lugar, el hincha no lo vive igual que el votante común pero la batalla dialéctica, presupuestaria, y política fueron transformando las elecciones de Boca en una cuestión de Estado. ¿Porqué?.

Porque el club es el terruño del lanzamiento de plataforma de poder del Macrismo, a partir de lo que hizo Mauricio Macri entre 1995-2007, último año de gestión, que fue Presidente del Club. Lo que vino después fue su diputación en el Congreso, su cargo de Intendente de la Ciudad de Buenos Aires, en la que estuvo 8 años y por supuesto haber llegado a Presidente de la Nación, con el voto de muchos hinchas de Boca, que no tenían la más mínima idea de quien era Macri. Como Cristina en el 2019, Macri se corrió de la escena, pero apoya desde las sombras a Andrés Ibarra, el candidato de la oposición para las elecciones de Diciembre en Boca.

Esto en medio de un maremagnum de críticas y una batalla mediática tremenda donde la señal de ESPN uno de los acorazados, en lo que deportes se refiere, de Disney traza sus lazos con el Macrismo a través de Diego Lerner, uno de los socios más importantes que tiene el ex-presidente en la región; ademas de Gianni Infantino, Presidente de la FIFA, y las alianzas con el Presidente de CONMEBOL, Alejandro Domínguez. Desde lo deportivo Boca no ofrece garantías, si bien ganó seis campeonatos sobre diez que ha jugado. Sin embargo quedó afuera en Semifinales de la Copa Libertadores, 2021, y luego fue rápidamente eliminado en 2022.

A Battaglia, fundamentalmente, le costó de manera directa su cargo de entrenador, y tuvo que irse. En todo este tiempo salvo honrosas excepciones el xeneize no encontró un juego, un funcionamiento que lo identifique. Así y todo ganó dos ligas argentinas, dos copas de la Liga, una Recopa Argentina, parecería estar en la buena senda, pero desde el juego no ofrece nada. Cómo se explica que cuatro entrenadores Russo, Battaglia, Ibarra y Almirón no terminan de encontrarle la vuelta a un plantel que tendría que estar peleando campeonatos de una mejor manera. Algún problema con los jugadores hay. Que compite, sí compite, pero desde el juego no ofrece garantías, lo que ví el último partido 0-4 con Godoy Cruz fue lo peor que ví en muchos años, en décadas les diría.

Aca estamos en este entuerto de no entender que pasa con el equipo y veremos mañana en la bombonera después de la despedida de Román la asistencia del público y el apoyo que va a recibir Juan Román, el hombre más importante en la historia de Boca sin lugar a dudas. Uno apuesta como apuesta por Massa, sin otro remedio para las presidenciables de Octubre.

Uno apuesta por Juan Román Presidente en las elecciones de Diciembre, o por lo menos apuesta con aquello que nada tenga que ver con Mauricio Macri. Boca es de nuevo el club del pueblo, un club social que le abrió las puertas a la genete en situación de calle, para que pueda bañarse, tomar una merienda, y dejar minimamente sus pertenencias en algún lugar más o menos seguro.

Además el xeneize, por primera vez en su historia integra un plantel surgido de inferiores, Alan Varela, Cristian Medina, Nahuel Gené, Lucas Langoni, Ezequiel Zeballos, Valentín Barco, Luis Vázquez, Vicente Taborda, pero esto no es reflejado por los medios de comunicación especialmente ESPN. Estos últimos abocado en pegarle los tobillos a Riquelme, incluso peor que cuando jugaba.

Veremos en esta contienda como se desarrolla de acá a Diciembre, que desenlace tendrá, porque lo que se juega, no es solo, los puntos en el verde césped, sino se juegan intereses en una cancha aún más grande. Así está el panorama en Boca, una contienda con mucha tela para cortar.

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