
JUAN PABLO SUSEL
La derrota de La libertad Avanza en las elecciones de la provincia de Buenos Aires da cuenta de la imposibilidad que una política basada en el exterminio triunfe. La retórica de extrema violencia del gobierno libertario sumada a los múltiples casos de corrupción que la justicia comienza a investigar se suma al plan de ajuste extremo que está padeciendo el pueblo argentino de modo sistémico desde diciembre de 2023.
La campaña que en las últimas semanas llevo a cabo el presidente y su núcleo duro no se privó de nada. Una retórica incendiaria que banalizo la consigna del nunca más vinculándola a la aniquilación del kirchnerismo termino siendo un boomerang que el domingo le estallo en la cara en la nunca tan estigmatizada provincia de Buenos Aires.
La idea de que la política de la crueldad triunfa erosionando los lazos de solidaridad del cuerpo social olvida que la mayoría de la gente que voto a Milei en 2023 lo hizo debido al desencanto de la gestión de Alberto Fernández y al trauma de la inflación incontrolable que minó la capacidad de compra de los ciudadanos.
«Un mero relato narrado por un outsider, un border que esconde que el plan simplemente es estabilizar la macroeconomía a costa del padecimiento de la mayoría de los argentinos de bien»
JUAN P. SUSEL
La lucha contra la inflación es el leitmotiv exclusivo de un gobierno que solo sabe endeudarse y apostar a la timba financiera mientras reduce la inflación a costa del hambre del pueblo. Si la inflación se baja a costa de que la gente no pueda comprar leche y pan en el supermercado no se mejora la calidad de vida de la gente, todo lo contrario.
Entre las múltiples imágenes del desvarió en el que vivimos en este tiempo distópico se me vienen a la mente algunas escenas que ya son icónicas de este tiempo de oprobio. La represión sistémática a los jubilados todos los miércoles, las marchas de docentes y estudiantes en contra del desfinanciamiento universitario, la bala en la cabeza a Pablo Grillo solo por retratar la barbarie policial de todos los miércoles, el maltrato y hostigamiento a los cronistas y fotógrafos que van a cubrir las manifestaciones en contra del gobierno, la persecución a artistas, intelectuales y periodistas por el solo hecho de ser opositores a este programa económico que beneficia al sector concentrado de la economía son algunas de las escenas características de este país dantesco.
Los casos de corrupción que vienen ensuciando la gestión mileista dan cuenta de que el relato anticorrupción que profesa esta administración no es otra cosa que una ficción. Un mero relato narrado por un outsider, border que esconde que el plan simplemente es estabilizar la macroeconomía a costa del padecimiento de la mayoría de los argentinos de bien.
La avalancha de votos opositores en la elección de la provincia nos muestra que más allá del coro de periodistas que encubren cada una de las fechorías de este gobierno vil en la mayoría del pueblo prima un espíritu que escapa a la lógica del odio y el desprecio por los más débiles.
Ante este presidente que solo vino a llevar a cabo un plan de negocios tenemos a la madre que acompaña a su hijo a la escuela todos los santos días, a los jubilados que todos los miércoles van a marchar en soledad, al docente que ganando chirolas se ocupa de sus alumnos, al médico que salva vidas en un hospital público desfinanciado, a un padre que lleva la silla de ruedas de su hijo y espera en la fila saber porque el estado le quito su subsidio, a las familias de enfermos oncológicos que hacen vaquitas virtuales para pagar los medicamentos entre tantas otras víctimas de este plan de estabilización macabro.

Esos dos paradigmas que se oponen de modo contundente son los de la crueldad y los de la compasión. Aunque esté de moda ser un hijo de puta la mayor parte del pueblo argentino se rige por otros principios. La empatía hacia el otro debe ser la guía que nos permita vincularnos con los demás. Solamente siendo humanos podremos reconstruir nuestra humanidad y recuperarnos lo más rápido que podamos de la devastación que este tiempo infausto nos dejó.
No va a ser fácil pero un par de marginales psiquiátricos no podrán destruir todo lo bello que late en el gran corazón de lo que representa la argentinidad. Ese mundo simbólico lleno de pasado es lo que hace latir el corazón de nuestro pueblo. Por todo lo que significa ser argentino seguiremos luchando y dejando hasta el último aliento intentando hacer de nuestra tierra un país justo y que no deje a nadie afuera.
Como ya dijo el militante, periodista y escritor Rodolfo Walsh hace medio siglo,
Genocidio económico: Nunca Más