EVITA, La ACTRIZ Y SU ENCUENTRO EN LA CALLE CORRIENTES CON ROBERTO ARLT

Jul 26, 2025 | CULTURAS, Lo último

MATÍAS J. ESCOT

Media noche y cerrada, en la ciudad que no duerme. Un escritor camina taciturno por la calle Corrientes. Soliloquea y de golpe interrumpe sus pensamientos una voz que lo llama. El hombre, intenta no responder, y continua hundido en sus pensamientos. ¡Roberto!…¡Roberto! vocifera el otro. Y Roberto sabe que no va a poder hacerse el indiferente. Saluda con desgano y, el otro cruza de vereda.

Se abrazan, y el hombre taciturno lo invita “a tomar un feca”, como le gustaba decirle a él.- Esa madrugada de 1939, Roberto Arlt y Cesar Tiempo, se meten en un café de Corrientes y Montevideo. Tiempo, divisa a dos morochas, una de ellas es la actriz Helena Zuccotti, acompañada por otra actriz. Ambas actúan en el teatro Astral. Helena saluda y César Tiempo lo devuelve con una sonrisa. “Empezamos bien ruso”, dice Roberto Arlt, con casi 40 el escritor de Los Siete Locos, Los Lanzallamas, El Amor Brujo y sus crónicas, Aguafuertes Porteñas. Las mujeres, los invitaron a su mesa y la conversación fluyó.

La morocha no tan conocida, rondaba los 20, y había llegada desde Junín, con la ilusión de triunfar en la ciudad de las luces. Atrás habían quedado la miseria de Los Toldos, cuando su padre había abandonado por otra mujer a ella misma, sus hermanas, y su madre. Era hija bastarda, no reconocida por un hombre que moría, cuando ella tenía tan solo 7 años. Esa bastardía, esa parte plebeya, iba a ser determinante en la vida de María Eva. Ni bien llegó, de inmediato debutó sin pronunciar palabra en “La Señora de los Pérez”. Después le tocó hablar, en la obra “Cada casa es un mundo”, el radioteatro y la moda comenzó a ser su nuevo mundo. Comenzó a popularizarse en radioteatros como «Grande Alberdi» y «Los Jazmines del Ochenta».

De una Junín sin demasiadas ambiciones había llegado por la «voz sentimental de Buenos Aires», Agustín Magaldi. Creyó escapar de la penuria, aunque en la ciudad la esperaron una paga, no muy buena, la humedad de un cuarto de pensión, y el asedio de los hombres, ante una morocha de linda sonrisa.


Después de un largo rato de mudismo preguntó, Arlt, ¿A quién se le ocurrió poner la estatua de Florencio Sánchez en Garay y Chiclana? ¿Me quieren decir? La morocha contestó que, “Seguro se le ocurrió a alguno de la municipalidad, que no tiene idea”

¿Qué estaría haciendo Florencio por acá?, preguntó Helena, y miró con ojos grandes al escritor. “yo creo que Florencio…(hizo una pausa y aclaró su garganta)…“Florencio estaría siempre acompañado aquí en la calle Corrientes. Acompañado por muchachas trasnochadoras se asomen a los balcones a las once de la mañana para ver cómo viene despuntando el día”.  

-¿A qué altura de la calle pondrías la estatua? –le preguntó Cesar Tiempo.

-Querido César, pondría su estatua… ¡frente al Politeama! –dijo Arlt parándose y señalando hacia donde estaba ubicado el teatro, entre Maipú y Esmeralda. Aquí la historia se divide, como siempre hay varias narraciones de un acontecimiento. Una versión cuenta que en un gesto de arrebato, como teatralizando, –Arlt escribía guiones de teatro, influenciado por su amigo del ambiente el anarquista Leónidas Barletta-, tiró el café de Helena en la falda de la futura abanderada de los humildes. Otros cuentan que esto nunca sucedió. Más bien, animadamente continuaron conversando, y que Arlt con un tono alto y jocoso llamaba la atención de los otras mesas. En la versión anterior, Eva salió hacia el baño para intentar limpiarse, mientras Arlt les pedía disculpas.

Finalmente, sí coinciden las versiones, que la futura Evita, tuvo un ataque de tos, que intentó disimular sonriendo.

-Me voy a morir pronto, dijo sin dejar de reir, ni de toser

-No te preocupés, pebeta –le dijo Arlt. Así como ves, yo, que parezco un caballo, me voy a morir antes que vos.  

-¿Te parece? –preguntó Eva.

-¿Querés apostar algo? –dijo el escritor, ahora sonriendo él.

Tras años de cine y teatro, su vida volvió a cambiar un 22 de enero de 1944, cuando en una noche en el Luna Park debido al terremoto, que en 25 segundos había destruido la ciudad de San Juan, en aquel acto conoció a un coronel que había ganado poder en un gobierno militar, Juan Domingo Perón. El tenía 49 años, y ella 24.

En una oscura jugada, el tiempo, o el destino tomó las palabras del escritor Roberto Arlt, ambos fallecieron un 26 de Julio, Arlt, tres años después siendo el primero de los dos, un día como hoy de 1952 fallecía «la abanderada de los humildes». Aquella noche la morocha continuó riendo, sin conocer el papel central que le tocaría en el reparto de la vida política argentina.

Compartí en Redes:

Noticias relacionadas

¿DONDE VOTO, Y CON CUÁL DNI?

POR ENTRE NOS. Consultá tu padrón electoral, solo completando con tu DNI, género y distrito, para este Ballotage 2023. Y averiguá con que DNI podés votar.

¿DONDE VOTO, Y CON CUÁL DNI?

POR ENTRE NOS. Consultá tu padrón electoral, solo completando con tu DNI, género y distrito, para este Ballotage 2023. Y averiguá con que DNI podés votar.

Seguinos en las redes