Sus inicios y su etapa como jugador
Juan Carlos Lorenzo nació en un hogar de clase trabajadora en los albores de la década del 20’. Tiempos de gobiernos radicales, con Hipólito Yrigoyen cerrando su primera presidencia y estaba presto a cederle el mando a Marcelo Torcuato de Alvear. Como futbolista comenzó en inferiores en Nueva Chicago, ycomo número 8 o entre ala derecho, ya que aún no existían los números en las camisetas y desde ahí rápidamente pasó a Chacarita.
Eran tiempos en los cuales “El Funebrero”, era vecino de Atlanta en Villa Crespo y no se había mudado a San Martín. En Chacarita logró el título de ascenso en la Vieja Primera B de 1941 y también capturar la atención del gran Renato Cesarini, quien lo llevó a entrenar con la Tercera de River. Allí pudo presenciar de cerca el fenómeno de La Máquina, pero el destino quería que emparentarlo con Boca y fue transferido junto a Enrique Martegani a la entidad Xeneize. Tras el ascenso con Chacarita llegó al club de la Rivera en 1944, y fue apodado «el hombre orquesta», porque podía jugar en cualquier puesto de la delantera.
Su paso por Boca no fue muy glorioso, pero se dio el gusto de jugar con muchos ídolos de la historia del club y aún así le alcanzó para levantar tres Copas. La Confraternidad Escobar – Gerona de 1945 y 1946 y la Entidad Británica. Posteriormente recaló en Quilmes y tras su vínculo con “La Cerveza”, nunca más volvió a jugar en nuestro país.
Su periplo europeo duró 10 años, jugando en Sampdoria de Italia, FC Nancy de Francia, Atlético Madrid, Rayo Vallecano y Mallorca todos de España, donde siempre se brindó y puso toda su disciplina táctica, coraje y entrega al servicio de todos esos conjuntos. Pero fueron Nancy y Atlético Madrid, sus experiencias más nutritivas. Mientras que en Atlético Madrid, fue dirigido por su maestro y su mentor. El DT de origen argentino, Helenio Herrera, creador del “Catenaccio” y que ganó absolutamente todo con Inter de Milán entre 1963 y 1965. Sobre Herrera, o «el Mago», como también se lo conocía a Herrera, Lorenzo indicó que: “aprendió como debe manejar los factores psicológicos, las relaciones públicas y a ser su propio agente de publicidad”.
Sus comienzos como DT, y el ascenso del Mallorca
A punto tal, que estaba por comenzar a cimentar su etapa más recordada y más pletórica en el más popular de los deportes, como fue la del entrenador.
Su génesis fue en Mallorca. Al club bermellón, llegó gracias a la recomendación del astro Alfredo Di Stéfano. El crack de Real Madrid y uno de los mejores futbolistas de la historia, inclusive llegó a ponerse la casaca del cuadro balear, por pedido de Lorenzo, en un amistoso.
En el equipo de la Isla “Il Commendatore”, generó toda una sensación y su ascenso fue meteórico. En la temporada de 1958-1959, subió de Tercera a Segunda División. En dicha estación, Lorenzo fue jugador y técnico a la vez. Al año siguiente, ya con el Toto solamente como conductor del equipo, Mallorca metió el Ascenso de Segunda a Primera y como si esto fuera poco, en el primer año dentro del círculo mayor del fútbol peninsular, Mallorca no solamente se salvó del descenso, sino que concluyó sexto en la tabla general. Cerrando así un gran ciclo.
Entrenador de la Selección Argentina
Con el objetivo de revertir el desastre del Mundial de Suecia 1958, donde Argentina dejó una imagen paupérrima en todo sentido y que culminó con la eliminación del combinado nacional tras ser goleado por Checoslovaquia, con el tristemente célebre score de 6-1, Lorenzo llegó a la “Albiceleste” para dirigirla en el Mundial de Chile cuatro años más tarde. El «Toto» hizo variantes tácticas y en lo físico, aplicó un régimen estricto.
Vale destacar que Sacchi era un exquisito, segundo marcador central. Sin embargo, esas modificaciones no dieron el resultado esperado y Argentina, que otra vez contaba con jugadores de jerarquía como Antonio Roma, Silvio Marzolini, José Ramos Delgado o José Francisco Sanfilippo, se quedó afuera en primera ronda, tras vencer a Bulgaria, igualar con Hungría y caer frente a Inglaterra. Encuentro en donde Antonio Ubaldo Rattín, otra de las figuras del equipo persiguió por todo el campo al gran Bobby Charlton, sin pena ni gloria.
El desmadre institucional en torno a la Selección era fenomenal por aquellos años y luego de la salida de otro gigante de la dirección técnica y adelantado a su tiempo como Osvaldo Juan Zubeldía, quien dimitió al cargo de seleccionador nacional, Lorenzo regresó a la divisa nacional, para el Mundial de Inglaterra en 1966.
una generación de jugadores fantásticos, de mucha personalidad y que fue de lo mejor de la historia de nuestro fútbol como los mencionados: Roma, Rattín y Marzolini, Roberto Perfumo, Rafael Albretch, Luis Artime, Jorge Solari, Oscar Más y Ermindo Onega, entre otros. Además todos tenían un punto de maduración justa.
Primero fue victoria ante España 2-1, con ambos tantos de Artime. Posteriormente empate 0-0 ante la poderosa Alemania Federal (a la postre finalista del certamen), que ya contaba en sus filas con un muy joven Franz Beckenbauer y el portentoso delantero, Uwe Seeler. El cierre del grupo fue con otro triunfo por 2-0 contra Suiza, gracias a las anotaciones de Artime y Más. Con estos resultados Argentina y Alemania igualaron en puntos, pero la diferencia de gol favoreció a los germanos y eso obligó a los nuestros a jugar contra Inglaterra en cuartos de final, por finalizar segundos en la Zona 2.
El resto es historia conocida. Argentina, cayó ante los dueños de casa en Wembley por 1-0, con el gol de Geoff Hurts, para los ingleses que luego lograron el título y que tenían un gran equipo compuesto con valores de relieve como Bobby Charlton, Jackie Charlton, Nobby Stiles, Bobby Moore, Hurts o el arquero Gordon Banks.
El encuentro también es recordado por la polémica expulsión de Rattín, quien se sentó en la Alfombra Real. De todos modos el andar del equipo argentino, fue muy productivo y terminó en el quinto lugar. Algo que revirtió la imagen de los Mundiales de Chile y Suecia.
Finalmente entre los dos Mundiales en que dirigió a la Argentina, Lorenzo pasó por el Calcio italiano. Más precisamente a los dos equipos de la capital peninsular. Roma y Lazio. En el elenco Romanista, consiguió la Copa Italia de la temporada de 1964. Por su parte en el cuadro “Laziale”, lo mejor se vio en el segundo ciclo que abarcó desde 1968 a 1971. Allí logró el título de la Serie B en 1969 y obtuvo el pasaporte para regresar a la Serie A. En esa estructura brillaba, Giorgio Chinaglia el portentoso goleador que con el tiempo, fue compañero de Pelé en Cosmos de Nueva York.