
-Por Juan P. Susel- @Juanpablosusel
El agujero en la pared es una película filmada en 1982 a un año de la finalización de la última dictadura cívico militar que padeció nuestro país en el siglo XX. La dirigió David José Kohon que es sin dudas uno de los grandes directores de lo que se conoció como generación del 60. Este fue un movimiento que revolucionó al cine argentino renovando el lenguaje cinematográfico tal como lo hicieron en el mismo momento la novelle vague en Francia, el nuevo cine inglés y el neorrealismo italiano.
El agujero en la pared es protagonizada por Alfredo Alcón que interpreta a Bruno, un fotógrafo frustrado que vive con su madre mientras transita la mitad de su vida. Alcón interpreta lo que hoy conocemos como looser en un contexto en el que ese concepto aun no existía o por lo menos no tenía la significación que el termino tiene en el presente.

Un día Bruno se encuentra en la calle con su cámara con un hombre que luego de amenazar con arrojarse al vacío frente a una multitud que lo mira entre morbosa e incrédula finalmente se arroja al mismo. En ese mismo momento Bruno se encuentra en la calle con un desconocido llamado Mefi interpretado de modo magistral por Bruno Alarcón. Mefi es Mefistófeles y lo que este le propone es venderle el alma al diablo. A partir de ese vínculo la vida de Bruno tendrá un giro inesperado dejando de ser el looser que hasta ese momento era.
A Bruno al comienzo del film se lo ve inseguro pero es una inseguridad tierna. Tiene una picazón insistente en el pie. Llega a su hogar y se encuentra con su madre postrada que le recrimina no tener un trabajo de verdad. A su vez se encuentra con su vecina interpretada por Ingrid Pelicori. Ella es dulce y Bruno la quiere envuelto en el silencio de la timidez.
La inevitable y atemporal batalla entre el bien y el mal tiene lugar en la Argentina de finales de la última dictadura militar. Kohon logra por un lado documentar las grietas subjetivas que el proceso de reorganización nacional produjo en el tejido social con la fractura evidente entre ganadores y perdedores reactualizando a su vez la leyenda de Fausto.
Lo notable del agujero en la pared es que sus méritos no se reducen a registrar de modo preciso el presente. De modo epifánico Kohon capta lo que años después se concretaría en la argentina de los 90 y que los sociólogos y publicistas denominaron como menemismo, ese experimento brutal que dividió a la sociedad argentina entre ganadores y perdedores. En el agujero en la pared Bruno es parte del ejercito de derrotados anónimos. Mefi es la encarnación del diablo, la vecina de Bruno es la representación del bien y entre ambos se da una silenciosa batalla que es lo más importante de la película de Kohon. Una vez que Bruno acepta transar con Mefi en post de éxito y reconocimiento estará definitiva e irremediablemente perdido.
A partir de que nuestro héroe accede a ese mundo de éxitos descubre que el paraíso no estaba donde el imaginaba. Desde el momento en el que Bruno atraviese literalmente el agujero en la pared su vida sufrirá una modificación radical y ya no abra posibilidad de retorno. La película de Kohon se puede ver como una pesadilla en donde no hay posibilidad de salvación. Sin ir más lejos el final circular del film trasmite una sensación opresiva difícil de describir. Kohon filma la caída al infierno de un hombre y en el camino narra el mundo financiero como representación de la banalidad del mal.

Ese mundo de inversiones y altas finanzas es lo opuesto a la felicidad. Es un universo donde solo importa lo material y donde todo lo humano pareciera quedar por fuera como un resto, algo inservible. Ese universo de hombres exitosos le permite al director describir el vínculo intimo entre poder económico, político y mediático adelantando 40 años a un fenómeno que hoy conocemos como Lawfare. Al inicio del film Kohon contrapone dos imágenes de belleza. La primera está referida al personaje de Pelicori. Esa vecina dulce que le pregunta a Bruno por él y por su madre y que le presta la radiolandia es la contraposición de Thelma Casares, una modelo despampanante interpretada por María Noel y que representa tan solo el deseo no correspondido.
Alejándose del realismo histórico Kohon como Favio en Nazareno Cruz filma el infierno y el cielo. El infierno es el mundo de las finanzas donde los poderosos son cada vez más poderosos y donde no hay amor de ningún tipo porque no hay tiempo para esas pequeñeces. La grandeza de Kohon está en su manera de filmar el cielo en la tierra y para eso solo basta saber mirar. Ahí está esa primera escena que lo dice todo. Bruno toma unos mates en su terracita mientras le da de comer a unas gallinas cuando aparece su vecina que le pregunta por su mama y le promete que a la tarde le va a llevar buñuelos. Eso para Kohon es el cielo en la tierra. La leve brisa que sopla en todas las cosas que amamos.
El agujero en la pared. Argentina, 1982. Guion y Dirección: David José Kohon. Música: Lito Vitale. Elenco: Alfredo Alcón, Mario Alarcón, Ingrid Pelicori, María Noel, Virginia Romay, Walter Santa Ana, Manuel Callau, David Tonelli, Juan Carlos Chávez. Duración 105 minutos.