Hacia Viernes Salvajes
Esta novela llegó a mis manos con bastante rosca. Un poco en las redes sociales y otro tanto en podcasts. En todos lados la definieron como una belleza. De hecho, en la tapa de la edición de Fiordo hay un epígrafe de Rodrigo Fresán sentenciando que es «una obra maestra. Y punto».
Así que caí en la trampa.
Es una belleza, si. Absolutamente.
John Williams escribió esta novela en 1965 y prácticamente pasó sin pena ni gloria. Es más, el autor norteamericano murió en 1994 y se fue pensando seguramente que su obra -cuatro novelas y dos libros de poesía- no había logrado llegar a ningún lado.
Stoner fue esa clase de novela que cada tanto se recomendaba de boca en boca en círculos muy cerrados. Siempre se mantuvo debajo de la superficie editorial y fuera del radar del mercado.
Hasta que en 2006, en una entrevista que le hicieron a Ian McEwan, el escritor británico, recomendó fervientemente la novela de Williams. A partir de ahí, varios autores consagrados hicieron lo mismo y lograron despertar la curiosidad en lectores y editoriales. Es una novela donde en apariencias no pasa nada pero pasa de todo.
Es una historia mínima, chiquita, intima pero de una crudeza tal que no pasa inadvertida.
William Stoner es un profesor de literatura, hijo de granjeros sureños, que da clases en una universidad del sur norteamericano a principio del siglo XX. Eso describe la novela pero es mucho más que eso.
Stoner es un personaje que sufre, al que le pasan cosas duras pero nunca explota. Vive en un matrimonio que no tiene salida y le cuesta vincularse con los demás. De alguna manera, su historia nos permite entender a los Estados Unidos atravesados por la primera y la segunda guerras mundiales.
Stoner podría ser ese amigo al que uno le gustaría tener cerca. Es un personaje hosco pero muy entrañable. Dan ganas de tomarse un café con él y charlar sobre su vida. Hay tanto para decirle.
Si amas la docencia, te vas a sentir identificadx.
Si estás dudando de tu vocación, te pone en caja como La Sociedad De Los Poetas Muertos.
Mi humilde consejo: léanla. Y hagan el esfuerzo de soltarla a ver si pueden.
De esos libros que emocionan y que uno recuerda con cariño.
Les presento a mi nuevo amigo.
Charly Longarini
Periodista, y lector voraz. Escribe para La Patria Futbolera. Estudia Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham. Cinéfilo. Seguilo en sus redes.