Por Gabriela Rachmil
Justo el 22 de noviembre se celebró el día de la música, homenajeando a Santa Cecilia. Ese día tan particular Roger Waters se presentó en River Plate por segunda vez este año, en su gira despedida. Este show lo convirtió en el artista con más presentaciones en el Monumental, siendo 13 en total.
El recital inició con una voz en off de Waters diciendo que faltaban 10 minutos para iniciar el show, luego 5 hasta que anunció el comienzo y en un estallido de luces frías comenzó “Comfortably numb” en una versión en la cual se extraña un poco el solo de Gilmour. Inmediatamente después se hizo presente el infaltable Another brick in the wall y la multitud estalló en llantos, en risas, en palmas, disfrutando del el sublime juego de los fuegos
artificiales.

No puedo dejar de mencionar que Waters, comentó sobre los lugares que no lo dejaron hospedarse en Argentina por sus ideales políticos y lo que dijo en el evento es que el principalmente está a favor de los derechos humanos para todos los seres del planeta que vivan entre el río Jordán hasta el Mar mediterráneo.

Acompañado por un equipo de músicos seleccionado pensando en cada detalle, ejecutó temas de Pink Floyd de diversas etapas, llegando a un momento muy emotivo recordando a Syd Barret, regalándonos un Wish you were here para alquilar balcones. No podría faltar Shine on you crazy diamond con sus fragmentos instrumentales maravillosos.
Un punto muy alto de energía sucedió en “In the flesh” y en “Run like hell” ¿Hay alguién paranoico aquí?, preguntó antes de tocar ese tema. Tanto las imágenes proyectadas en pantalla como los efectos especiales, la iluminación, el sonido que generaba un eco y que se escuchaba a la perfección en cada rincón del estadio, como los espectaculares inflables (en este caso de una oveja y el clásico cerdo volador), constituyen un show fantástico e irrepetible que cualquier oyente es merecedor de disfrutar.

Un placer auditivo, visual, y sensorial permanente. Durante la canción Money, volaban monedas en la pantalla y bailaban cerdos, en cada momento surgían imágenes en ocasiones inesperadas, pero jamás predecibles.
En mi caso personal el broche de oro fue con Us and them y Brain damage ambos temas de Dark Side of the Moon. No solamente porque es mi disco favorito, sino porque cuando vino en 2007 esa era la temática del show y era la primera vez que lo veía y lo mágico es este 22 de noviembre volví a sentir esa misma emoción que aquella primera vez que lo ví, que también estuvo al ver su presentación ejecutando The Wall.
Un show que conmueve, que cala en mi alma, en mi historia, en la historia de la música y que quedará para siempre en la retina de todos los presentes.
Imagen de portada: Agencia de Noticias Télam
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Licenciada y Profesora en Artes Plásticas, de la UNLP. Técnica en Diseño Gráfico. Escritora Amateur. IG: @Gabyarte666
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