– POR GUSTAVO PEREYRA
El escándalo, protagonizado por la jueza Julieta Makintach, en la causa por la muerte de Diego Maradona; desató la hipocresía en sectores de la sociedad Argentina. Pareciera que ahora se dan cuenta que la justicia Argentina es un «bochorno internacional».
¿ Y Bonadio? ¿Y Stornelli? ¿Y las causas inventadas en complicidad con periodistas, para beneficiar al círculo rojo y al poder político de la época? ¿Y la manipulación de pruebas? ¿y la extorsión a testigos? ¿Acaso, todo eso, no era un embate a la credibilidad de la justicia?.
Los jueces y fiscales que visitaban a Mauricio Macri en la Casa Rosada y la Quinta de Olivos: Gustavo Hornos, Mariano Borinsky, Mariano Llorens y Raúl Pleé. O los que jugaban al fútbol en la quinta Los Abrojos del Presidente Mauricio Macri: el Juez Rodrigo Giménez Uriburu y el Fiscal Diego Luciani, sí el mismo de la Causa Vialidad ! Todos ellos, con su accionar, ¿acaso no herian la credibilidad de la justicia?
Los Jueces que realizaron el fastuoso viaje al Lago Escondido, con todo pago por Clarín: Julián Ercolini, Carlos Mahíques, Pablo Cayssials y Pablo Yadarola. Casualmente, todos jueces que tenían causas que implicaban al Grupo Clarín. Escuchamos atónitos los chats en que arreglaban, cómo conseguir facturas truchas, para cubrir que habían viajado con todo pago por Clarín. Y cuando todo esto salió a la luz, lejos de apartarse de las causas; sus fallos favorecieron al Grupo Clarín en demandas contra el Estado. Todo eso ¿no era un escándalo que deterioraba la imagen de la Justicia? Sin embargo, los encubrió la «famiglia judicial.
Entonces, basta de hipocresía !
No se trata del narcisismo de una Jueza que buscaba ser famosa. Es la erupción purulenta de un Poder Judicial infecto, corrupto, enfermo de superioridad, carente de ética, imparcialidad y decoro.
La diferencia fue que, esta vez, la grandeza de Maradona; hizo que las miserias trascendieran los muros locales para exhibirlos desnudos exponiendo sus suciedades, ante la mirada del mundo.
Desde el estrado de los justos, el Diez, en su potrero de cielo; ensayó una nueva gambeta para anotar un gol en la valla de la impunidad.
-Gustavo Pereyra. Un maradoniano enfermo.
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