Hace casi dos años Netflix entreno un documental dirigido por David Tryhorn sobre Pelé. La película paso por estas tierras sin pena ni gloria imagino en parte a que fue estrenada muy cerca a la muerte de Diego Maradona
Para la historia del futbol hasta la llegada de Lionel Messi a lo más alto del futbol mundial este deporte tuvo dos reyes indiscutidos. El primero es Diego Maradona que es nuestro prócer definitivo. El otro es Pelé también conocido como Edson Arantes Do Nascimento. Cuando yo tenía 8 años y me hice adicto definitivamente a este deporte era muy difícil separar la idea de jugar bien a lo que representaban Pelé y Maradona.
Con el correr de los años aparecieron otros ídolos futbolísticos en mi vida y a la vez me fui enterando de la existencia de otros. De los contemporáneos me quedo con Zidane, Ronaldo, CR7 y entre los rioplatenses agrego además del indiscutido Riquelme al burrito Ortega y al enorme Enzo Francescoli. De los que no vi y conocí por historias orales (muchas de las cuales me conto mi viejo) tendríamos que agregar al húngaro Puskás, a Di Stéfano y sobre todo al holandés Johan Cruyff junto a un montón de compañeros de aventuras del propio Pele como el fabuloso Rivelino, Garrincha y más acá en el tiempo jugadores descomunales como Zico y Sócrates entre otros que no tuvieron la posibilidad de coronar la belleza de su juego con un título de campeón del mundo.
En el momento del estreno del film dirigido por Tryhorn las críticas que se realizaron a este documental tenían que ver con la historia política de O rey. Se lo comparaba con Diego y su actitud rebelde ante la FIFA. Pelé en cambio siempre había sido condescendiente con los poderosos y nunca puso su grito en el cielo para desafiar a los mandamases del negocio Futbol.
Sin ninguna duda todo eso es cierto pero ese debate de algún modo opero como un sentido común que termino banalizando la historia deportiva de Pelé reduciendo al personaje a una serie de posturas ideológicas.
Ahora que el rey murió algunas voces se alzaron en el mismo sentido. Debemos pensar en el inmortal jugador de futbol pero no debemos olvidarnos de las miserias del personaje en cuestión dijo Eric Nepomuceno en una nota en Pagina 12 en la que realizaba una semblanza del tricampeón mundial.
Mientras leía comentarios a favor y en contra aproveché estos días de descanso para volver a ver a Pelé en acción. Como con Cruyff tenemos la suerte de poder disfrutar de mucho material audiovisual en donde se puede disfrutar la maravilla de su arte.
Pelé fue el primer jugador global que revoluciono de modo radical el deporte futbol. Le agrego a su técnica depuradísima una voracidad goleadora y una serie de cualidades técnicas que lo hacen inconmensurable. Su cabezazo era brutal. Sus arranques con las dos piernas, su disparo, sus acrobacias aéreas y sobre todo su freno son de una belleza atemporal que hacen que en sus pies el futbol se transforme definitivamente en una rama del arte. Luego llegaron muchos jugadores que retomaron su legado. Maradona y Messi son los únicos que desde la irrupción de Pelé en el mundial de Suecia 58 se pueden poner a su altura. Esta columna no tiene la intención de enumerar los títulos y el palmarés de Peée ni de polemizar acerca de su lugar en la historia del futbol. Cualquier aficionado al futbol tiene claro lo que representa Pelé en la historia de este deporte.
A los que tienen alguna duda sobre el personaje en cuestión les recomiendo que vean los largos resúmenes del Brasil que brillo en el mundial de México 70 en donde verán al rey rodeado de quizás el mejor equipo de todos los tiempos. Ahí está la gambeta sin tocar la pelota al arquero uruguayo Mazurkiewiecz en la semifinal con Uruguay. El remate desde detrás de la mitad de la cancha frente a Checoslovaquia. El cabezazo brutal en la final frente a Italia o el pase sin mirar a Carlos Alberto en lo que es quizás el mejor gol colectivo de la historia de los mundiales y que sello la victoria de Brasil en la final de ese mundial.
Ante la apabullante verdad y belleza que trasmiten estas imágenes deberíamos poder hacer silencio y contemplar la obra de uno de los grandes artistas del siglo XX solo a la altura de personajes como Picasso, Dalí, Chaplin, Piazzola, Stravinski y Gershwin entre otras celebridades comparables con el rey.
Así como nadie duda en reconocer la obra de Borges porque este era un personaje conservador y reaccionario, la literatura de Celine por ser un declarado antisemita o la de Mario Vargas Llosa por ser un vocero del poder financiero internacional nadie debería perderse del arte de Pelé debido a su apoliticismo.
Hoy en día la gran mayoría de los jugadores del futbol son apolíticos. Es más, muchos de ellos son profundamente reaccionarios y defienden a personajes siniestros como es el caso de Neymar que apoya explícitamente a Jair Bolsonaro. Pelé de algún modo es un representante de esa manera de pensar la política y la vida que lamentablemente es la que impera hoy en día en el mundo del futbol.
Lo que no debería suceder es que por cuestiones ideológicas alguien se privara de disfrutar del arte del brasilero que más hizo por la felicidad de su pueblo en todo el siglo XX. ¿Desde cuando hay un solo modo de hacer una revolución?.
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JUAN P. SUSEL. Sociólogo (UBA). Profesor en Ciencias Sociales. Crítico de Cine. Autor de: Maradona en Roja y Negro (2021)