-Por Matías Escot
La corona española está en situación de declive a principios del siglo XIX, una clara crisis política porque tras la Revolución Francesa surge Napoleón que se constituye como emperador, e invade España, y en Bayona, captura a Fernando VII y corona a su hermano Jose Napoleón o «Pepe Botella». La corona invadida y sin rey, provoca que comiencen a formarse juntas, para gobernar en nombre de Fernando VII. El 14 de mayo llegan noticias que ha caído la Junta de Sevilla, y hay un grupo de de criollos en Buenos Aires que piensa ante semejante crisis política, como tomar al toro español por las astas y formar un gobierno patrio.
Militarmente la corona ya estaba derrotada, al perder en la Batalla de Trafalgar en 1805, gran parte de su flota las costas del Río de la Plata quedaron desguarnecidas, y por ello invadieron los ingleses. Las dos veces los criollos resistieron, y además se armaron milicias, la autoestima había crecido y entonces los patriotas deciden dar el golpe, ante una situación que Antonio Gramsci, el intelectual italiano de los años XX, sí lo haríamos viajar en el tiempo, la pasado, llamaría de crisis orgánica.
La rosca política se daba en dos lugares, el primero era el Café de Marcó, a 100 metros del Cabildo y por la calle Bolívar, cercano al actual Hotel Nogaró, cuyo dueño era Pedro Marcó. Solía ser muy frecuentado, y concurrían «los chisperos» Domingo French, los hermanos Nicolás y Saturnino Rodríguez Peña, Manuel Moreno- hermano de Mariano- y Bernardo de Monteagudo. Discutían, intercambiaban ideas con tazones de café con leche, y también se vendía una bebida a base de trigo, que era el candeal. El lugar contaba en los días de lluvia, con un carruaje de alquiler, porque en Buenos Aires llovía y las calles de tierra se anegaban.
El otro lugar era la jabonería de Hipólito Vieytes, en 9 de Julio y Venezuela, en realidad era la parte de atrás, donde se reunía un jefe de milicias, Cornelio Saavedra, Mariano Moreno, Juan José Castelli, y su primo Mariano Moreno, junto a uno que va a estar en todas Juan José Paso. Este grupo era clandestino, y generalmente se reunía al caer la tarde, y a la luz de las velas, ya que tenían aspiraciones más que reale de tomar el poder frente a la inestabilidad política.
Sí nos preguntamos por los comerciantes, aparceros arrendatarios, trabajadores manuales, y vendedores ambulantes, por los sectores populares o lo que el historiador Gabriel Di Meglio denomina el bajo pueblo, fueron parte del Cabildo Abierto del 22 de Mayo.
Antonio Berrutti y Domingo French, no eran muchachos amables que repartían escarapelas, y tenían a su cargo «agitadores», hombres armados, que impidieron que los españoles que iban a votar a favor del rey llegaran a destino. Berutti y French repartían cintas coloradas, y el grupo era conocido como «los infernales», que en caso de que la votación no fuera favorable entrarían al Cabildo a los tiros. Aunque fue paliza 162 votos a favor de la destitución de Cisneros, contra 62 por la continuidad.
Los abogados Moreno, Belgrano y Castelli dieron el sostén legal a la revolución, encontraron el vacío jurídico de la situación. Una doctrina desarrollada por Buenaventura Suarez, «doctrina Súarez», decía que si el pueblo le otorgaba la soberanía al rey, pero en caso de ausencia del rey, la soberanía retornaba al pueblo, (retroversión de la soberanía). Es el pueblo entonces, en este caso el criollo que decide sus destinos por ausencia del monarca.
La idea de formar gobierno era no quedar merced al Consejo de Regencia que se había formado tras la caída de la Junta de Sevilla, era una institución antipopular y ultraconservador.
Párrafo aparte para Agustín Donado, era otro del grupo de los Rodríguez Peña, que tenía una imprenta, y que imprimió invitaciones para aquellos que votarían a favor de los criollos. De esta manera el virrey pierde contra una mezcla de estrategias y viveza criolla de los nativos. Finalmente al mediodía del 25, cuando el sol asomaba, Berutti se presentó en el Cabildo y le advirtió a Martín Lezica, un funcionario, que sí Cisneros no renunciaba y se armaba una junta criolla, iba a sonar generala en los cuarteles, y no iban a responder por su seguridad. Horas más tarde se formaba la Primera Junta de gobierno, comenzaba un sueño, un sueño que dura hasta hoy, y que grita libertad, pero tambien que suplica Ved en trono a la noble igualdad.
Matías J. Escot. Docente de Historia . Apasionado por la historia argentina, literatura y política. Columnista Revista Kranear. Autor del libro Escritores en Combate 1.