“Creo que Urquiza es un bárbaro que quiere ser civilizado y en esa contradicción es donde se encuentra su drama”.
Jorge Luis Borges.
Disparos al ritmo de un Minué
Mientras Dolores intentaba tocar un minué molestada por su hermana Micaela, una partida de hombres reducía al jefe de guardia Carlos Anderson, y comenzaba a meterse en el palacio que contaba con 38 habitaciones, y un moderno sistema de agua corriente, e iluminación con gas acetileno, la «Posta San José», solían decirle los entrerrianos. Mientras Micaela importunaba a Dolores, ya en la galería se escuchaban tiros y se gritaba, ¡Abajo el tirano!, ¡Viva el General López Jordán!.
La escena es en el Palacio San José, en Entre Ríos, Justo José de Urquiza, entra a una de las tantas habitaciones y se lleva un rifle. Un disparo encima del labio superior acabará con su vida. Fue un 11 de Abril de 1870, alrededor de las 19 horas que fallecía el caudillo y gran estanciero entrerriano. La partida de hombres respondían a López Jordan, quien había peleado junto a Urquiza en la Batalla de Pavón, contra las tropas de Bartolomé Mitre, y acusaba al ahora asesinado, de haber entregado la causa federal.
La Disputa con J.M de Rosas
Justo José de Urquiza, no es cualquier hombre es el impulsor de la Constitución Nacional, y uno de los responsables de la organización del país. Gobierna una provincia desde 1841, y era un hombre del litoral, de confianza de J.M de Rosas.
Antes de sublevarse como Gobernador de Entre Ríos, contra Juan Manuel de Rosas en 1851, escribe el Pronunciamiento contra el gaucho de los cerrillos, y alega, “Usted está sentado sobre la Aduana de Buenos Aires, usted no está haciendo verdadero federalismo, usted lo único que está haciendo es poniendo una tranca al río para que nosotros tampoco comerciemos, el excedente aduanero se lo queda Buenos Aires, no lo reparte, por eso yo quiero hacer una Constitución donde se repartan los excedentes de la Aduana de Buenos Aires.”
Digamos, Rosas y Urquiza tenían una disputa por los ríos, el comercio y los puertos interiores, al entrerriano le interesaba la libre navegación de los ríos, que las potencias extranjeras entraran a comerciar por todos los puertos del Paraná, libremente sin impuestos mediante. Por supuesto que, como el hombre más rico de toda la provincia lo favorecía. Pero también le quería dar una Constitución al país, la mentada organización nacional que estaba postergada, por el mismo Juan Manuel de Rosas, que a su favor tenía la Aduana de Buenos Aires, cuyos ingresos no repartía al resto.
Urquiza, el Traidor
Dice Hernán Brienza, «Urquiza decide traicionar a Rosas, porque es una traición la que comete, en función de causas que él considera justas».
La figura es dramática para el politólogo y periodista Brienza, porque es el padre de la Constitución, y alguien que traiciona, así cuenta que lo considera Don Juan Manuel, «Rosas lo llama el salvaje, Urquiza el salvaje y lo considera un traidor unitario. El título de salvaje en realidad le está diciendo que sos un unitario, sos un traidor. Urquiza era el Comandante en Jefe de las fuerzas federales, es decir las tropas de la Confederación estaban en manos de Urquiza. Cuando Urquiza con las tropas de la Confederación le hace la guerra a Rosas, lo que está haciendo es invirtiendo el orden, es como si un general en jefe hoy diera un golpe de estado, para tener en cuenta más o menos la dimensión de lo que significaba la postura del caudillo entrerriano». Pero ¿que pudo haber sucedido en la batalla de Pavón?
En una lectura más que interesante Brienza cree que, Urquiza, pacta con Bartolomé Mitre– el hombre de máximo poder en la Argentina posturquicista, se traiciona a sí mismo en post de la organización nacional, «Creo que en realidad el poder de Urquiza decae porque sin el puerto la Confederación Argentina tiene poco ingreso económico y poca solidez financiera. Por alguna razón, que debe tener que ver con el peso económico de Buenos Aires, los barcos extranjeros prefieren recalar en Buenos Aires y bajar sus productos en Buenos Aires y no en otros puertos» (…) «La Confederación Argentina no tenía recursos propios económicos y por eso tenía mucho poderío militar pero poco poderío económico». Es decir las provincias no podían vivir por sus medios, y tampoco Urquiza podía sostener la guerra, creía que Santiago Derqui al que le entregaría el poder de la Confederación en 1861, iba a pactar con Urquiza, por ser un federal más liberal.
Dice entonces, «Se produce la asunción de Derqui, que era un cordobés federal-liberal y arregla con Mitre la forma de sacarse de encima a Urquiza y de quitarle el ejército y Urquiza llega a la Batalla de Pavón muy desgastado, traicionado por Derqui. Decide abandonar la batalla cuando se da cuenta que en el campo las tropas derquicistas se dan vuela y huyen dejándole el campo a Mitre. Urquiza dice, yo me voy a Entre Ríos me dedico a hacer negocios, alambro la provincia de Entre Ríos y ustedes mátense. Y eso es lo que hace Urquiza.»
Tema del Héroe y el Traidor
Urquiza podría inscribirse en el cuento de Jorge Luis Borges, «Tema del héroe y el traidor», traicionó a Rosas, pero también se sintió traicionado por los propios federales, y abandonó Pavón. Se fue a hacer sus negocios, y fue asesinado en su domicilio, aquel 11 de abril de 1870, ante toda su familia. Finalmente dice Hernán Brienza,
«Siempre digo que, cuando uno lee y estudia historia cree que las cosas son buenas o malas al principio, después se da cuenta que no son ni buenas ni malas sino que hay matices, hay grises, finalmente comprende que hay cosas que pueden ser buenas y malas al mismo tiempo. Eso es lo que hace interesante al personaje de Urquiza, que siempre está pivoteando entre la gloria y lo otro y eso es impactante».
Declaraciones de Hernán Brienza a: https://noticias.perfil.com/
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Matías J. Escot. Docente de Historia . Apasionado por la historia argentina, letras y política. Escritor, divulga la historia de nuestro país en Relatos del Sur Autor del libro “Escritores en Combate 1”