Antes que cayera el Muro de Berlín, y Francis Fukuyama declarara el Fin de la historia y el neoliberalismo capitalista como el único modelo de vida; nos dejó un hombre de la escena rock que comenzó a revalorizarse con el paso del tiempo. Federico Moura dijo adiós cuando culminaba el año 1988, víctima de del HIV.
Virus, una banda que con Moura como líder tuvo 7 álbumes de estudio, el tercero del grupo new wave argentino gritaba «Hay que salir del agujero interior», claro la Argentina había estado en el fondo de la noche más oscura, arreciado por la represión militar, y alienada en el terrorismo de Estado. Agujero Interior disco de 1983, vió la luz en diciembre de aquel año, junto al inicio del gobierno de Raúl Alfonsín, y la restauración democrática.
«A la vida hay que hacerle el amor«, gritaba la banda pop, con presencia de sintetizadores- distintivo musical de la década del 80´-. El país gritaba pidiendo libertad, y nada menos que Moura para llevar a la máxima expresión, y también al despertar de la diversidad sexual.
Tal vez la letra de la canción séptima de este disco, Buenos Aires Smog, marca la asfixia de la que emergía la sociedad, (un par de años antes se edita Respiración Artificial, de Ricardo Piglia- que también en un punto marca la falta de aire, no se podía respirar en aquel país de la Junta de Comandantes), será marcada por Moura.
Voy respirando el smog/ de esta sucia Buenos Aires.
Y como un cansado ratón/ deambulo la ciudad.
Anoto frases en mi block/que reflejan bien mi cara.
Y ya no tengo amor/y tampoco tengo plata.
Y finalmente, Dónde fui, quién me vio,/qué pensé, qué pasó.
Pero hoy no va más,/tengo que despegar. No había otra que salir de los malos aires de la dictadura, y eso ofrecía la primavera alfonsinista.
Federico provenía de La Plata de ser bajista en una banda que algunos llamaban Membriyo, y otros la nombran como Dulcemembriyo, la leyenda cuenta que compartió escenario con un tal Carlos Indio Solari, a fines de los 70´. Estuvo viviendo en Brasil un tiempo alejado del país, padeció en carne propia a los militares, su hermano Jorge Moura militante del ERP, fue uno de los 30.000 detenidos-desparecidos.
Nos metemos en el quinto disco de la banda Locuras, el trabajo más exitoso de la carrera, el 24 de Octubre se cumplieron 38 años de su aparición. Abría con Pronta Entrega, Una Luna de miel en la mano, un hitazo como quinto tema. Tal vez en Sin Disfraz, expresaba Moura su -no dilema sexual-. Un pionero en dar batalla ideológica-artística desde su posición homosexual.
«es mi lugar llego sin disfraz/por un minuto abandono el frac y me descubro en lo espiritual para amar/Como si fuera mentiroso y nudista/ en taxi voy hotel savoy y bailamos…»
Era en su forma de amar y ser y en el escenario que se sentía sin disfraz. El rock acostumbrado a tipos duros, bluseros que empinaban el quinto whisky, a lo áspero de Pappo, o al «rompan todo» de Billy Bond, se encontraban con otra forma se ser y estar en el mundo rockero. Dandy, elegante, dulce en su cantar, ¿el Bowie argentino?, Federico Moura rompió todo, la escena del «deber ser» del rock de tipos duros, machistas y de reviente.
¿Cuál sería su posición acerca del Matrimonio Igualitario?, ¿Qué opinaría del movimiento actual LGTB?. No lo sabemos pero nos quedan sus hermosas canciones y su presencia rupturista, contracultural. A 38 años de Locura, disco luminoso en un año que se juzgaba a las Juntas Militares y se gritaba Nunca Más. El que escribe recuerda, un casette con los temas de este disco, y también no olvida que un 21 de diciembre murió el David Bowie criollo.
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Matías J. Escot. Docente de Historia . Apasionado por la historia argentina, letras y política. Escritor, divulga la historia de nuestro país en Relatos del Sur Autor del libro “Escritores en Combate 1”