-Por Charly Longarini
Hacia Viernes Salvajes
El género diario tiene su encanto. Me refiero a los diarios personales (o «íntimos») de personalidades, esos mismos libros que se terminan publicando mayormente después de su muerte.
El género, a pesar del enorme atractivo que tiene para mí, porque de alguna manera es meterse en la cabeza del autor o la autora, me presenta un dilema de dos aristas difícil de sobrellevar.
Por un lado, quien edita los diarios, es probable que haga ciertos recortes de manera tal de no exponer al autor o a la autora sobre lo que allí dice o manifiesta. ¿Es posible saber con precisión si la tijera del editor pasó cerca de algo sensible? Pero por otro lado, también, sobre todo si el autor o la autora gozan de cierta trascendencia, yo me pregunto si todo aquello que escribe en cuadernos de manera intimista, realmente lo hace sabiendo que eso algún día va a publicarse. Porque no es lo mismo que sus pensamientos decanten en la escritura con o sin filtros. Yo tengo la teoría que, al menos un escritor o una escritora que inicia un diario personal, lo hacen con la futura posibilidad de que algún día sea publicado, aunque lo nieguen o se lo nieguen.
Si repaso a simple vista mi biblioteca veo los diarios de Jack Kerouac, Witold Gombrowicz, Paul Auster, Roland Barthes, Cesare Pavese, Ricardo Piglia. De este último son tres tomos que abarcan su vida distribuidos en forma cronológica: Años de formación, Los años felices y Una vez en la vida. Lo curioso es que el extraordinario escritor y profesor decidió que se editen bajo el seudónimo de Emilio Renzi, personaje alter ego de Piglia en varios cuentos y novelas que atraviesan su obra ficcional.

Piglia empezó a escribir esos cuadernos a fines de 1957, apenas llegó con su familia a Mar del Plata como parte de un exilio repentino de su padre, y lo siguió escribiendo hasta el último día de su vida. Los diarios de Emilio Renzi, además de funcionar como un mantra que se puede abrir en cualquier hoja y algo te deja pensando (o sintiendo), son una de las grandes operaciones de nuestra literatura, ¿porqué?.

Porque el autor al decidir poner su seudónimo en los títulos de los diarios, está efectuando un desdoblamiento entre persona y personaje que se separan, pero que quedan íntimamente fusionados por siempre. Es más, sin haberlos leído, un lector cualquiera podría suponer que Piglia, irónicamente, no se hace cargo de lo que escribe Renzi y para eso ya no seria necesario la tijera de un editor prudente, pero si la cautela de un autor que sabe que todo eso que allí vuelca tomará estado público. Hay cierta poética en cada entrada. Con los años y con la última dictadura como escenario ominoso, su prosa se va tornando oscura y espesa, pero sin perder la belleza en ningún momento.
Su ultima entrada, que no tiene fecha porque ya había dejado de colocarla debido a su endeble estado de salud, reza:
“Si uno puede usar su cuerpo, lo que dice no importa
El genio es la invalidez”.
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-327 CUADERNOS-RICARDO PIGLIA POR CHARLY LONGARINI

Charly Longarini
Periodista, y lector voraz. Escribe para La Patria Futbolera. Estudia Profesorado Universitario de Letras. Universidad Nacional de Hurlingham. Columnista en Viaje al Fin de la Noche. Fm WEN. 93.9. Cinéfilo.