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CASA TOMADA

26 mayo, 2023

Hacia Viernes Salvajes

Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia… así arranca “Casa Tomada”, uno de los cuentos más célebres de Cortázar y de nuestra narrativa.

Cuenta la historia de dos hermanos, «un matrimonio de hermanos» que viven encerrados en una casa enorme sin más actividad que pasar el tiempo porque viven de las rentas de un campo. Un día, el protagonista siente ruidos en una habitación del fondo, y lejos de entrar para investigar o salir para buscar ayuda, decide cerrar la puerta con llave y así anular ese sector de la casa. Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo, le dice a su hermana. Y así, días tras días, van perdiendo zonas de la casa que ellos mismos anulan. En ningún momento se sabe quiénes o qué toman la casa. El protagonista va cediendo cada parte sin mayores problemas, acostumbrándose a vivir con lo que le queda mientras su hermana Irene teje y él lee literatura francesa. Van resignándose a perder así, no solo los espacios, sino también sus pertenencias. Hasta que un día, ya totalmente encerrados en la última habitación que les queda, deciden huir y abandonar la casa.

La primera lectura

El cuento fue publicado en 1946 en la revista dirigida por Jorge Luis Borges «Los Anales de Buenos Aires» en el número correspondiente al mes de diciembre y cinco años después integró Bestiario, el primer libro de cuentos de Cortázar. El estilo narrativo del autor quedó de manifiesto en este cuento, sentando las bases de su obra, esa simbiosis entre fantasía y realidad, donde los límites de uno y otro se desdibujan, distorsionando el mundo tal cual lo conocemos, experimentando y jugando con las leyes naturales y las de la narrativa.

La primera vez que lo leí, saqué Bestiario de la biblioteca de la escuela secundaria. Una biblioteca muy pequeña, por cierto, pero muy rica en material. Lo llevé sin la convicción de saber que iba a leer algo de todo eso, pero la curiosidad era mucha. Hacía unos días, había escuchado a Lanata en la radio leer “Carta a una señorita en Paris” en su programa radial “Hora 25” que iba por las noches de la vieja Rock & Pop. Desde ese día, Cortázar pasó de ser una gran incógnita a un ícono (al menos durante mi adolescencia). El cuento me flasheó porque me dejó pensando mucho, incluso en los días siguientes. La segunda vez que lo leí fue hace quince años. En una tarde lluviosa de Santa Rosa de Calamuchita, dentro de una carpa, se lo leí a mi esposa en voz alta. En esa lectura descubrí dos cosas: que los textos tienen un ritmo y que evocaba la voz de Cortázar dentro de mi cabeza. La tercera, y la última, al menos hasta ahora, debí leerlo para la facultad. El cuento y el texto teórico “La lucidez narrativa de Cortázar” de Sebastián Hernaiz, que integra su libro Rodolfo Walsh no escribió Operación Masacre y otros textos, los leí para la materia Introducción a Estudios Literarios. El objetivo era analizar el cuento en todos sus aspectos teóricos. Y me volvió a sorprender.

Lectura, mucha y variadas

“Casa tomada” resiste varias lecturas. Cortázar en “Algunos aspectos del cuento”, discurso que dio en La Habana, Cuba, en 1962, sostiene que la mayoría de sus relatos son de carácter fantástico. Por lo tanto el cuento debe ser analizado de esa manera. Lo que cabe preguntarse es quienes los son los que van tomando la casa, si acaso se trata de alguna entidad sobrenatural. O, también, cabe la posibilidad que lo sobrenatural sean los hermanos y aquello (o aquellos) que toman la casa sean los nuevos dueños. Por supuesto no hay una versión definitiva y Cortázar solo atinó a declarar que el cuento está inspirado en una pesadilla que tuvo una noche en la que algo iba ocupando la casa, sistemáticamente.

Durante años, e incluso al día de hoy, aun se lo considera como una alegoría del advenimiento del peronismo. El cuento es de 1946, tres años más tarde de que Perón asumiera la Secretaría del Trabajo y al año siguiente que el General asumiera la presidencia de la nación. Es muy difícil no tentarse con creer eso, dado el pensamiento de Cortázar, confeso antiperonista. Nunca afirmó que su cuento hablaba de las masas peronistas, pero lo negó con poca vehemencia dejando un atisbo de duda a propósito. Para mi decidió jugar con eso. Si hubiera dicho que si, hubiera sido estigmatizado por las huestes justicialistas y hubiera revelado un truco de su narrativa. El cuento adquiere mayor fuerza de antiperonista justamente desde esa duda.

De Hernaiz a José Pablo Feinmann

Según José Pablo Feinmann, en un capitulo de su “Filosofía aquí y ahora” por Canal Encuentro, sostiene que “Casa tomada” es una metáfora interesante para pensar este país. Los dueños son las clases dirigentes, es decir la oligarquía. Lo que no pueden soportar las clases hegemónicas, las clases dominantes, las clases patricias es que le tomen la casa los que vienen de afuera. La casa de los patricios es el país (o también la ciudad de Buenos Aires). Y los que vienen de afuera (que en realidad es desde adentro, desde el interior) son los cabecitas negras, las masas populares que llegan a la ciudad de Buenos Aires desde las distintas provincias. Vista así, la alegoría describe perfectamente el sentir de la clase alta frente al fervor que supo generar el peronismo en su génesis.

Pero, toda critica literaria no debe, bajo ningún aspecto, analizar una obra determinada recurriendo a la biografía de su autor. “Casa Tomada” debe ser leída e interpretada desde la propia obra. Sebastián Hernaiz en el texto ya citado, expone las distintas teorías que otros autores pensaron la obra antes que él y decide analizar el lenguaje usado por Cortázar, que es el lenguaje del narrador oligarca protagonista.

Cito a Hernaiz “Pero centrémonos en el diminutivo de “la pavita” que le lleva a su hermana en ese momento de inflexión del cuento en que la casa comienza a ser tomada. Focalizando en el entramado que se ilumina al leer desde el diminutivo utilizado luego de la –al menos– ajetreada experiencia de los ruidos escuchados y el cierre abrupto de la puerta, es imposible no percibir el entramado de idiotez en que se sostiene la construcción de los “invadidos” y la estructura narrativa del cuento todo”.

Idiotez. Así califica al proceder de los hermanos habitantes de la casa, asi los entiende. Y sigue después:

¿Debe ser leído como clave de la literatura antiperonista? ¿Debe leerse allí la “metáfora de la casa tomada”, como todavía insiste la crítica literaria y cultural, como una forma del desprecio del “uno” (antiperonista) por “el otro” (peronista)? ¿O debe más bien leerse como una denuncia paródica de una clase que lleva en sí misma el germen de su propia destrucción?”.

Lo cierto es que el cuento sigue siendo un enigma al día de hoy. Y ahí, en exactamente ese misterio, en esa ambigüedad, es donde radica su poder y su enorme riqueza.


Charly Longarini

Periodista, y lector voraz. Escribe para La Patria Futbolera. Estudia Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham. Cinéfilo. Seguilo en sus redes.