“Los muchachos lo hicieron de nuevo”. La frase podría haber sido pronunciada por Diego, de haber estado en el Hard Rock Stadium de Miami. El estadio donde los Miami Dolphins juegan sus partidos dela NFL fue el escenario de una nueva consagración de la Selección Argentina de Fútbol que dirige Lionel Scaloni. Esta vez, lo sufrió más de lo esperado: Colombia fue un gran rival.
El 32° partido de la edición 2024 de la Copa América reunió a los dos mejores equipos del campeonato: la Argentina, con todo su bagaje de jerarquía individual y colectiva, luego de las tres finales ganadas entre 2021 y 2022; y esta sorprendente Colombia en la versión Néstor Lorenzo de su historia.
Es cierto que el combinado compatriota llegó y exhibió un rendimiento por debajo de su verdadero potencial: hubo jugadores que arribaron a la disuputa continental sin actividad o con muy escaso vuelo de competición vernácula. Así y todo, la jerarquía colectiva del conjunto nacional se impuso por sobre algunas deficiencias individuales, principalmente en el aspecto físico.
Por su parte, Colombia – que ayer dejó en el camino un invicto de 28 partidos (25 de la actual gestión de Lorenzo) – arribó a los Estados Unidos con un claro objetivo: ganar la Copa. Para eso necesitó funcionamiento y contundencia. Llegó con hambre de gloria; le faltó roce internacional para resolver el partido contra el campeón, al que tuvo maniatado en gran parte del encuentro.
El primer tiempo fue de ida y vuelta, con Colombia en mayor y mejor posesión del balón, retornando rapidamente a sectores de ataque y con mayor cantidad de tiros al arco y efectividad en los pases: un remate de Jhon Córdoba dentro del area – que se fue rozando el palo derecho – y otro desde afuera del area de Lerma – que el Dibu mandó al córner contra el palo derecho – fueron los highlights cafeteros de la primera mitad. La Argentina llegó escasamente con un disparo de Julián, en la primer acción del partido, que se fue apenas ancha contra la derecha del arco de Camilo Vargas y, casi media hora después, un remate mordido de Messi – que amortiguó Julián Álvarez involuntariamente – bien contendio por el arquero del Atlas mexicano.
En la segunda mitad, el campeón del 2021 pudo revertir el partido con sacrificio aunque poco futbol. Messi tuvo que dejar el campo de juego con el tobillo derecho tan hinchado como el de Diego en Italia ´90 y su reemplazante, Nico González, fue quien tuvo la mayor cantidad de opotunidades de gol: un cabezazo bombeado de izquierda a derecha, despues de un gran centro de Di María; un remate desde la izquierda y una jugada que terminó en gol pero que no fue convalidado por una posición adelantada del mismo González al inicio de la jugada.
El suplemento del partido, que habia terminado sin goles en su etapa regular, fue el mejor momento de la Argentina: a los 7 minutos del segundo período encontró a Lautaro Martínez cara a cara con Vargas, despues de una preciosa habilitación a un toque de Lo Celso – que suplantó al opaco Mac Allister -. El goleador del torneo, Lautaro, encaró a Vargas por el viejo callejón del 8, midió al arquero vestido de rosa furioso y clavó un preciso, precioso y perfecto derechazo a la media altura del palo derecho.
Para la nostalgia quedará la salida entre lágrimas de Ángel Di María, reemplazado por Nicolás Otamendi para que corran los segundos y para que el Hard Rock Stadium se rompa en un aplauso albiceceleste de palmas enrojecidas.
La Argentina, esta Argentia, lo hizo de nuevo. Es Bi Campeón de América. Es la mejor de la historia por unanimidad. Se celebra y se difruta.
¡SALUD, CAMPEÓN!
Martín Ripari. Periodista, Docente y Relator Deportivo. Conductor de Boca para todo el Mundo. Canal WEB.
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